Fin de una etapa, comienzo de otra aventura para los chicos de Aspanias

B. D. / Burgos

Un grupo de caminantes con gorras para engañar -ligeramente- al sol, algunos con bastones para acompañarse, parejas de la mano que se preguntaban cariñosamente si estaban cansados o si querían agua o si necesitaban que les llevaran la mochila o les echaran crema.

Todo aparentemente como una marcha al uso. Si no fuera por el despliegue de la Guardia Civil cortando carreteras para que los caminantes pasaran, o los efectivos de Protección Civil con sus vehículos, o la ambulancia de la Cruz Roja que les seguía a pocos metros. Todos voluntarios. Y el autobús, muy útil para descansar unos kilómetros, sobre todo al final, cuando el hambre apremiaba la llegada a la ansiada paella. Toda precaución es buena, sin embargo, no fue necesaria la atención médica más que para un caso de atragantamiento por mosquito, una rodilla dolorida y unas cuantas ampollas.

El Camino de Santiago acabó todas las etapas ayer para los ‘niños’ de Aspanias. La actividad que comenzara hace cuatro años cerraba el círculo volviendo a la ciudad desde Ibeas de Juarros. Unos 16 kilómetros que requirieron de unas cinco horas. Eso sí, con paradas para reponer fuerzas y buscar rincones de sombra.

‘Niños’ según los familiares, voluntarios y algunos trabajadores de la Asociación, que más mayores o pequeños, siempre serán sus niños. Quizás demasiado protectores, los familiares y los trabajadores de la Asociación comentan que en realidad ‘los operarios’ pueden hacer más cosas de las que pensamos y que ahora se promueve la autonomía y la toma de decisiones por ellos mismos. -Más información en edición impresa-