El Correo de Burgos

El grito de Sergio

La vacuna triple vírica le dejó paralizado hace 20 años / Tratado en Pamplona, rechaza que ahora lo deriven a Burgos y desde ayer protesta con sus padres frente al hospital

-

-

Burgos

Creado:

Actualizado:

L. B. / Burgos

Todo comenzó hace dos décadas, cuando el burgalés Sergio Nicolás Hermoso tenía 15 meses de vida y recibió la vacuna que tocaba, la denominada triple vírica que, en principio, provee a los infantes de las defensas necesarias para esquivar las paperas, el sarampión y la rubeola. En seguida sus padres percibieron que algo iba mal. Apenas horas después de la inyección notaron que Sergio perdía movilidad, preocupados además por la elevada fiebre que tenía acudieron al médico y, sin respuesta, volvieron a casa, seguros de que la situación no era tan normal como les aseguraban los sanitarios.

Sus peores temores se confirmaron tiempo después y la reacción que entonces solo intuían se tornó en una dura realidad con la que la familia, y en especial Sergio, ha convivido desde entonces.

Aquella vacuna anuló su capacidad motora y empujó a toda la familia a un peregrinaje sanitario que ayer, ante la falta de respuestas y aderezado por la desesperación y la sensación de abandono, recaló en la entrada principal del Hospital Universitario de Burgos (HUBU). Allí se apostaron Vicente y Rosa María con su hijo con el objetivo de lanzar al aire una dolorosa historia y dar salida a la impotencia que les provoca toparse aún con «puertas cerradas» por doquier. Más información en edición impresa

tracking