Los ‘guardias’ con el mejor olfato

Existe una leyenda urbana sobre los perros que detectan drogas que asegura que para que consigan encontrar las sustancias se les da a probarlas. Así, según esta delirante teoría, es como localizan las drogas. Nada más lejos de la realidad. Al contrario, los animales consiguen detectar las drogas ocultas mediante el juego, no saben, obviamente, qué es el hachís, la cocaína o la marihuana. «El perro trabaja por juego básicamente. El perro no busca la droga, busca su juguete, es un premio», asegura uno de los guardias de esta unidad.El trabajo se centra en ese juguete, que en el caso de la Guardia Civil se trata de un rodillo elaborado con felpa al que se asocian los olores que los agentes quieren que identifique el perro, un trabajo que tarda en completarse entre 15 y 20 días. Después, se va complicando paulatinamente la ocultación del rodillo. La selección de los animales se hace de dos formas. A través de la cría, que «lo hace el servicio cinológico de Madrid», los entrega a un guía o un guía de allí primero los sociabiliza y luego los adiestra», apuntan. Y otra forma es la compra de perros. Se compran con cerca de un año, se les hace unas pruebas para valorar si pueden trabajar o no y después viene el adiestramiento. Para conocer esas capacidad, además de que tenga la habilidad de jugar, que no tenga miedos ni fobias. «Que pueda entrar en lugares oscuros, en lugares con suelos de baldosa porque resbala al no estar acostumbrado», explican los dos agentes. Eso forma parte de la sociabilización. «Cuando nos lo dan de cachorros, se les enfrenta a todas las situaciones que va a tener en el trabajo diario para que luego no tenga fobias».Más información en edición impresa.