El Correo de Burgos

Sergio siempre quiso ser policía

Sergio Nicolás Hermoso, paralizado por la vacuna triple vírica desde que tenía 15 meses, visitó ayer la Comisaría de Policía Nacional cumpliendo un sueño

Sergio en la galería de tiro mientras un agente le explica el uso de diferentes armas.-ISRAEL L. MURILLO

Sergio en la galería de tiro mientras un agente le explica el uso de diferentes armas.-ISRAEL L. MURILLO

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ANDRÉS SEOANE / BURGOS
Burgos

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Desde que era un niño, «quiso ser policía para ayudar a la gente», asegura Rosi, su madre. Por esta razón, a Sergio Nicolás Hermoso no se le borra la sonrisa de la cara durante toda su visita a las dependencias de la Policía Nacional de Burgos. Con su inseparable bufanda del Sevilla, por el que profesa una pasión más propia de un hispalense que de un burgalés, y un pin del equipo en el reposacabezas de su silla de ruedas, Sergio comienza su viaje para conocer los entresijos de la Comisaría.

Cuando tenía 15 meses de vida, recibió la vacuna triple vírica que debería haberle provisto de las defensas necesarias evitar las paperas, el sarampión y la rubeola. Pero aquella vacuna le dejó como secuela la anulación de su capacidad motora, lanzando a su familia a un peregrinaje sanitario falto de respuestas. «Menos mal que tiene a su Sevilla, y también puede hacer cosas como estas», confiesa Rosi.

El jefe de Seguridad Ciudadana, Francisco Pérez Eguiluz, recibe a Sergio a su llegada, y lo primero que hace él es trasladarle al agente sus condolencias por el asesinato de su compañero en la estación de Embajadores de Madrid, escribiendo sus palabras en el portátil que lleva anclado a su silla, su modo de comunicarse con el mundo.

El recorrido comienza por los sistemas de vigilancia de la Comisaría, el área de Seguridad y la sala que recepta las llamadas al 091, donde le muestran a Sergio el sistema de localización de los coches patrulla para conocer su ubicación. Más información en edición impresa.

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