Violines en libertad

El gran violinista italiano Uto Ughi declaró en una ocasión que si no practicaba un día con el violín lo notaba él, pero que si era más de un día lo notaba el público. De ahí la importancia de la Asociación Crisol de Cuerda Tradicional que se creó para poder dar la posibilidad a los instrumentistas de cuerda, no sólo de practicar, sino también de aprender, de mejorar, de poner en común sus inquietudes y fomentar la creatividad interpretativa. «Asociarnos nos pareció lo mejor para crear una comunidad en la que músicos y futuros músicos crezcan sin miedos, sin juicios y puedan encontrar su propia voz», explica Blanca Altable fundadora de la asociación Crisol de Cuerda. «Que puedan hablar a través de su instrumento como sólo ellos pueden hacer».La agrupación se creó en 2009 para poder dar una estructura al fiddle camp, campamento de instrumentos de cuerda, pionero en España. «Es un encuentro de una semana para todas las edades y niveles musicales en el que se explora, se experimenta, se cuestiona, se convive y se crea comunidad a través de la música folk y con artistas nacionales e internacionales», explica Altable.El campamento de cuerda se desarrolla tradicionalmente en Arlanzón, en el mes de agosto para poder disfrutar mejor del buen tiempo. Allí sin partituras y con muchas ganas de hacer música se unen intérpretes y maestros dirigidos por el escocés Alasdair Fraser, una autoridad en el violín folk.En cada edición participan diferentes profesores de varias nacionalidades. En ediciones anteriores han contado con la colaboración de la estadounidense Natalie Haas, experta chelista, la portuguesa, Eva Parmenter, maestra de acordeón o los gallegosXosé Puga y Xosé Liz.La asociación cuenta con alrededor de 100 socios y su sede social se encuentra en Castañares. Y aunque si bien su actividad principal son los campamentos de verano, han desarrollado otras actividades formativas alrededor del mundo de los instrumentos de cuerda. «Organizamos pequeños encuentros de fin de semana o house concerts, conciertos caseros, con violinistas folk europeos y americanos», cometa Altable.El trabajo de este colectivo se centra en promover la cultura de los instrumentos de cuerda creando un tejido que además de otorgar un futuro a los instrumentistas crean una base sólida en la que se puedan apoyar iniciativas que aporten riqueza a nivel formativo o musical en torno al mundo del violín. Entre las acciones que están realizando destacan las colaboraciones con asociaciones de otras comunidades con las que comparten intereses y objetivos. «Como, por ejemplo, la Asociación Galicia Fiddle» comenta que su intención es que las nuevas generaciones de músicos de cuerda tengan un abanico de posibilidades y expresión en el mundo del violín».El futuro de Crisol de Cuerda consiste en mejorar año tras año cada edición de los campamentos y «apoyar a las nuevas formaciones musicales que surgen de allí», concluye Altable.