El Correo de Burgos

Silencio y fe ante el Descenso y el Entierro del Cristo de Burgos

La carraca de la fachada norte de la catedral volvió a sonar con fuerza después de más de 40 años

El Santo Sepulcro a su paso por el Arco de Santa María.-ISRAEL L. MURILLO

El Santo Sepulcro a su paso por el Arco de Santa María.-ISRAEL L. MURILLO

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El Cristo de Burgos descendió, por segundo año consecutivo, de la cruz para reencontrarse con la Virgen de la Consolación. Se trata de una de las tradiciones más arraigadas de la Semana Santa de Burgos recuperada el año pasado tras décadas sin celebrarse. Emoción y fervor en una jornada de luto, la de Viernes Santo, en la que pudo escucharse la carraca de la fachada norte de la catedral de Burgos. Un sonido que no se escuchaba desde hacía 40 años.En un acto, tal y como recogió Ical, presidido por el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, además de autoridades civiles y religiosas, los fieles recordaban el momento en el que la madre de Cristo recibió el cuerpo inerte de su hijo tras ser crucificado en el Gólgota. La imagen del Cristo de Burgos, cuya verdadera talla del siglo XV reposa en una de las capillas más veneradas de la seo, llegó a la 13 horas a los pies de la catedral. Junto a la misma, la Virgen de la Consolación llegó de riguroso luto desde la iglesia de Santa Águeda elevando su manto sobre la plaza. Fue el momento en el que seis cofrades de la Hermandad del Santo Cristo elevaron la talla para colocarlo en la cruz.La emoción invadió a los presentes cuando vieron a Cristo elevado en la cruz. Por unos segundos solo se escuchó el sonido del martillo con el que dos cofrades desprendieron a Jesucristo de los clavos que le unían a la cruz. El cuerpo inerte del hijo de Dios fue depositado en unas andas que llegaron minutos después a los brazos de la Virgen de la Consolación.La talla del Cristo de Burgos regresó hasta la seo donde esperó hasta la tarde cuando los cofrades lo introdujeron en un sepulcro para recorrer las calles de Burgos durante la Procesión del Santo Entierro. Mientras, la Virgen de la Consolación guardó reposo en la iglesia de Santa Águeda.El sonido de la carraca de madera, una gran pieza del siglo XIX, sonó con fuerza desde la torre norte de la catedral en el momento cumbre del acto. La carraca ha sido restaurada ya que desde los años 60 no funcionaba. Se ha recuperado así un elemento usado desde el siglo XIX y que se encuentra unido al recuerdo de muchos de nuestros mayores.Santo entierroYa por la tarde, miles de personas se echaron a las calles para asistir a la Procesión del Santo Entierro, la más multitudinaria de la ciudad y en la que participan las dieciséis cofradías burgalesas junto a sus bandas de cornetas y tambores.Todavía era de día cuando cientos de personas contemplaron desde una abarrotada Plaza de Santa María el Traslado del Cristo Yacente. La réplica del Cristo de Burgos fue portada a hombros por seis cofrades de la Hermandad del Santo Sepulcro acompañados por 33 miembros de la misma, desde la Capilla del Condestable.Minutos después y en un silencio solo roto por el redoble del tambor, el Cristo Yacente hizo su entrada en la plaza de Santa María, tras pasar por el claustro y la nave central del templo. Éste es uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa burgalesa. Una de esas imágenes que pequeños y mayores guardan en sus recuerdos y que emociona a personas de todas las edades por su realismo y contención.El Traslado del Cristo Yacente concluye cuando la talla se introduce en la urna de cristal. Comenzó de este modo un entierro que arranca los pies de la catedral y que recorrió durante más de tres horas las principales calles del centro de la capital burgalesa. Hace más de una década el traslado se producía en el interior de la seo burgalesa pero se optó por realizar el traslado de puertas para fuera para hacer más partícipe a la sociedad en un intento de potenciar los actos religiosos con el pueblo.

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