El Correo de Burgos

SOCIEDAD

La educación, el mejor instrumento para prevenir la violencia de género

El colegio Círculo Católico es uno de los pocos centros de la región que desarrolla el programa Violencia: Tolerancia Cero

Tres de las cuatro profesoras encargadas de implantar el programa posan en el patio del colegio Círculo Católico.-RAÚL G. OCHOA

Tres de las cuatro profesoras encargadas de implantar el programa posan en el patio del colegio Círculo Católico.-RAÚL G. OCHOA

Publicado por
V. M.
Burgos

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La violencia de género es una lacra que instituciones, asociaciones y administraciones luchan por hacer desaparecer. Precisamente a esa lucha empieza a sumarse, de forma activa pero muy poco a poco, la comunidad educativa. Es indudable que la lucha contra la violencia de género debe iniciarse desde edades tempranas, una acción que «permite impulsar la igualdad a través de la prevención y la sensibilización», tal y como explica Chelo Quintana, directora de Educación Primaria del Colegio Círculo de la capital burgalesa.El centro escolar es uno de los pocos de la comunidad que desarrolla el programa ‘Violencia: Tolerancia Cero’ que «trata de prevenir acciones violentas, tanto de género como bullying, entre los alumnos». En el año 2011, Quintana realizó un posgrado de Enfoque de Género porque sintió que «era una necesidad educar a los docentes en los problemas que tienen la sociedad y los centros educativo en la actualidad» y un año más tarde «me proponen desarrollar el proyecto educativo de La Caixa Violencia: Tolerancia Cero que trata de erradicar la violencia desde la raíz».Aunque el programa lo acogió todo el centro, fueron, principalmente, cuatro profesoras las que se comprometieron con su desarrollo. Así nació ‘Caminando hacia la Igualdad’. «Parte de una necesidad actual después de observar cómo cada vez está más presente la violencia, cómo las mujeres siguen muriendo y se produce más acoso acoso y ciberacoso. Sentimos que había que hacer algo», comenta Chelo.Para la profesora, si algo está claro es que «la semilla de la violencia se siembra en los primeros años de vida, se cultiva y desarrolla durante la infancia y comienza a dar sus frutos malignos durante la adolescencia». Esa semilla llega «a través de la repetida exposición a la violencia, al sexismo, a los malos tratos o a la explotación que aparece en los medios de comunicación y en algunos programas de la televisión y en las situaciones que ven en su familia», asegura, «esa habituación hace que consideren todas esas cosas como normales».Las profesoras aseguran que «los principales instrumentos para erradicar la violencia de género son la educación y la prevención». Una educación que «lamentablemente sólo se destina a los niños y a los profesores» y no «al conjunto de la sociedad».Para Quintana, el mayor problema reside en que «la violencia de género está instaurada en la sociedad y procede del androcentrismo». Una visión del mundo y de las relaciones sociales centrada en el punto de vista masculino que «está impregnada en todas partes» y cuya solución es «la coeducación».las pautas‘Caminando hacia la Igualdad’ es «un programa de prevención, de educación y de detección», asegura Elena Larrá, una de las profesoras encargadas de desarrollar el programa en el segundo ciclo de primaria.La prevención toma cuerpo en Educación Primaria. «Se trata de evitar conductas y actitudes sexistas entre los compañeros» y que «aprendan a valorarse a sí mismos ya que si ellos mismos no lo hacen, cuando alguien les dice algo negativo, se sienten aún peor».Por ello, el programa intenta «transmitir valores de empatía, de ponerse en lugar del otro, de saber aprovechar nuestra riqueza interior y ofrecérsela a los demás». Este tipo de planteamientos «provoca en los alumnos un debate interno que les hace pensar y despierta en ellos una actitud crítica ante los conflicto».En referencia directa con la violencia de género, Quintana recuerda que «padres, profesores y alumnos pueden hacer mucho por erradicar ciertas conductas, pero también es cierto que a un maltratador se le educa desde pequeño y es muy difícil que ese niño no siga los mismos roles que ha visto en sus padres».el proyectoAunque el programa se desarrolla una vez al año, está implementado «en todas las asignaturas y tutorías». Los alumnos de ESO y Bach fueron los primeros en participar en él, a través de «una encuesta en la que escribían sobre los mitos del amor y después les mostrábamos las falsas creencias». Un año después se añadió «la película ‘No estás sola Sara’, de la que después se hace un fórum y de cuyos resultados se informa a los padres». Aquel primer año, «en Infantil se empezaron a desarrollar juegos y a leer cuentos no sexistas».Ya en el año 2012, se inició el programa con los niños de Primaria. Raquel Alonso, la encargada del segundo ciclo, explica que «después de trabajar con ellos sus cualidades positivas, a través de la película Shrek, abordamos todo lo relacionado con el mito romántico». Una vez visto el largometraje, «se les entrega un test con varias cuestiones» que «permite ver lo que hay en cada clase». Además, después de las actividades se deja en clase «una ensaladera para que cada vez que alguien haga algo bueno por ellos, lo escriban y lo pongan en ese recipiente».Elena se encarga del último ciclo de Primaria. «Lo primero que hago es ponerles imágenes que muestren situaciones de acoso escolar y luego pueden contar qué han sentido». Muchos de ellos, al ver las imágenes, «se cuestionan por qué no les ayuda nadie» y ahí «se introducen las palabras bullying y acoso».Y es que el proyecto no sólo aborda la violencia de género sino el acoso en las aulas porque «el objetivo es conseguir la igualdad en todos los ámbitos», comenta Larrá.Después «se proyecta la película ‘Amigas hasta la muerte’, que aborda el ciberbullying, y se trabaja la novela ‘Acosé y fui acosado’. Luego se realiza un pequeño fórum y se anima a los alumnos a que aporten propuestas de actuación ante el acoso». En definitiva, se desarrollan actividades que tienen como meta alcanzar la igualdad y erradicar dos lacras como son la violencia de género y el acoso.

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