El viaje gastronómico de Cantabria hasta Burgos

Pudiera parecer que conocemos perfectamente a un personaje como Miguel Cobo, un torbellino de la naturaleza que tiene tanto de cocinero de alto copete como de amigo de la cuadrilla. Pero el que fuera la sensación televisiva de Master Chef se presenta ante los comensales burgaleses como un artista a descubrir, un orfebre que trabaja con la materia prima de calidad y que pone técnica y pasión a lo que le viene, muy bien seleccionado, desde el mercado. A Miguel Cobo no le faltan ni marketing ni verdad a su cocina. Tiene una imagen que cuidar y una responsabilidad -incluso familiar- para que todos los comensales salgan satisfechos de su restaurante.Ese Cobo Vintage que toma el nombre del márketing y se apoya en el mercado, en 32 proveedores diferentes. Miguel resume el proceso que le lleva a abrir este restaurante en un viaje entre Cantabria y Burgos que queda perfectamente reflejado en la carta en platos como las anchoas, y otras sugerencias del chef. Miguel, torrente de ideas, cocinero difícil de sujetar en una carta al uso se compromete a presentar lo mejor de sí mismo al mejor precio posible y «con abundancia». Huye de estereotipos y se presenta con la promesa de una cocina «sincera, sabrosa y abundante». Y eso a 19 euros por cabeza en el menú diario de mercado, que se complementa con la carta de los fines de semana.Pronto se atreverá con los maridajes, cuando reúna en Burgos toda la esencia de su restaurante de El Valles, en el que se queda su hermana Carolina, la misma que ha ideado el estupendo, cálido y moderno diseño del restaurante que Miguel estrena hoy a orilllas del Arlanzón, en plena calle de Valladolid.Más información en cobovintage.es