El Correo de Burgos

FERIA TAURINA SAN PEDRO Y SAN PABLO 2015

Un estreno bajo el sello Talavante

El extremeño firma lo más brillante de un decepcionante estreno del Coliseum y logra salir a hombros

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Publicado por
ÍÑIGO CRESPO
Burgos

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Se inauguró con un lleno hasta la bandera la nueva plaza de toros de Burgos. O más que nueva, la plaza de siempre levantada en 1967 y que ha sufrido la más fuerte reconversión de su historia. Y un apunte: un exterior propio de una película de miedo. Queda dicho.Para la puesta de largo del recinto una corrida de Bañuelos decepcionante. Por dentro y por fuera. Se esperaba más. Un toro bueno por su fijeza y calidad que hizo tercero y poco más. Muy rebosante el animal que desarrolló dulzura. Los dos que abrieron tuvieron criterio y movilidad pero sin descolgar ni entregarse. Los tres últimos para el olvido.El sello de la tarde fue el de Alejandro Talavante. Para bien y para mal. Cara y cruz del extremeño que firmó una faena preciosista y atrevida con el toro del estreno que fue el tercero y que nos deleitó con un mitin con la espada frente al incómodo sexto. Las dos caras de una misma pasión, una personalidad de claroscuros. Un genio de los de verdad.La faena de Alejandro Talavante al tercero tuvo el cuajo de ese estilo tan propio y tan sugerente que el extremeño ha impuesto a su toreo en el ultimo año. Una mezcla divina de desparpajo, entrega, capacidad de sugestión, elegancia e improvisación. Frente a un toro con clase, la faena tuvo más allá de la magia, muletazos templados y de cámara lenta. Más despacio, más cautivador, más torero. Y el aderezo de la chispa de Talavante en un inicio en los medios con una arrucina de rodillas, un afarolado, un circular invertido ligado a un martinete. Y la sensación de haber contemplado una de las faenas de más estructura del extremeño de cuantas ha cuajado este año. Una estocada de toma pan y moja y dos orejas. Y Puerta Grande.Después descolocó al respetable por no darse coba con un sexto que se quedaba muy corto y al que literalmente estoqueó a la última. Antes de ser izado en hombros pidió perdón por el petardo con el acero.Otra oreja cortó El Juli al segundo tras una lección de proverbial dominio e inteligencia. El toro tuvo movilidad y el madrileño supo como torearlo sin obligarle para sostener su escasa potencia. Técnica y precisión de El Juli que se cimbreó con el animal, ligando las tandas sobre la mano derecha. Tumbó al toro de una estocada y paseó el primer trofeo de este reestreno. Con el quinto se estrelló. El toro se aplomó y se negó. No hubo posibles en una labor hueca.Enrique Ponce tapó con su elegancia y su delicadeza a un primero tan chico y tan noble como desclasado. El trato del valenciano tan sútil fue una garantía para el toro que aunque quiso coger la muleta no acabó nunca de humillar. Ese fue su lastre. No renunció Ponce tampoco con un cuarto que tuvo estrecho esqueleto pero viveza a la hora de desarrollar complicaciones sobre ambas manos. 

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