El Correo de Burgos

DÍA DE TODOS LOS SANTOS / VISITA AL CEMENTERIO DE SAN JOSÉ

Todo el tiempo para ser eternos

Los burgaleses cumplieron con la tradición y se acercaron masivamente al cementerio de San José para recordar a los que ya no están

Las flores adornaban, a mediodía de ayer, cientos de sepulturas en el cementerio de San José.-SANTI OTERO

Las flores adornaban, a mediodía de ayer, cientos de sepulturas en el cementerio de San José.-SANTI OTERO

Publicado por
N. E. BURGOS
Burgos

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El final de su camino, les hizo eternos. A unos siendo niños, otros en plena juventud, en la madurez de la vida o superados los noventa años sobre el planeta Tierra.

El recuerdo de quienes siguen recorriendo la senda y la lápida que resiste el paso de las décadas es lo que hace que sus obras no desaparezcan del todo. Murieron, pero sus vidas están en la memoria de otras personas y en el día de Todos los Santos son, si cabe, todavía más recordados que cada jornada que pasa sin ellos.

El cementerio de San José fue ayer escenario de ese homenaje eterno. Rezumaba vida, la de los miles de burgaleses que el día de ayer recorrían sus patios y calles. También pena y respeto para los que ya no están.

En la mañana de ayer cientos de sepulturas estaban limpias y decoradas con centros y ramos de flores, lo que quiere decir que los burgaleses llevan ya varios días acudiendo al campo santo para honrar a sus fallecidos. Es el caso de Rosario, una mujer que se acerca a los 80 años, que ayer se acercó en el autobús municipal hasta el cementerio. Ella acudió la semana pasada acompañada por uno de sus hijos a arreglar la tumba donde descansan su marido y también una hermana, pero ayer día de Todos los Santos, quiso volver esta vez ya con un hermoso ramo de flores. Rosario no puede evitar emocionarse cuando recorre las calles del cementerio y, especialmente, le duele ver esos nichos y tumbas en las descansa gente «tan joven desde hace tantos años».

Por su parte, la familia de los Arnaiz acudió ayer también al cementerio con los más pequeños de la familia porque este es un día para estar unidos. Después de visitar a los abuelos, admiraron la tumba de uno de los burgaleses más ilustres, Félix Rodríguez de la Fuente, bien decorada con flores. Y así desde 1980. En la calle central pasaron frente al monumento a los soldados y Nacho, el más joven, se preguntaba porque había una llama en lo alto.

De nuevo, aparece Rosario, una vez depositadas las flores, se quedó en la zona central del cementerio para participar en la misa que oficiaba Francisco Gill Hellín, arzobispo saliente de Burgos a la espera de que el 28 de noviembre tome posesión Fidel Herráez.

Este año por parte del Ayuntamiento la representación en el cementerio de San José corrió a cargo de la vicealcaldesa, Gema Conde.

La misa de Todos los Santos se celebró en el patio de San Pío, junto al mausoleo de la familia Frühbeck, y de tantas otras más anónimas. El sol lucía con fuerza y permitía estar en el exterior siguiendo el oficio religioso, sin embargo el viento soplaba frío al mediodía del 1 de noviembre. Gil Hellín recordó a todos los santos «de todas las lenguas, razas y culturas» que han alcanzado la meta del cielo. «Todos aquellos que aunque no hayan sido declarados santos por la Iglesia, realmente lo son porque la santidad no es solo obrar milagros», señaló, a la vez que recordó que entre esa gente buena están «nuestros papás, nuestros abuelos, los próximos y allegados».

Con este recuerdo a Todos los Santos, llega hoy, 2 de noviembre, el día de los difuntos. Una nueva jornada para el recuerdo eterno en el cementerio de San José.

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