El Correo de Burgos

MEDIO AMBIENTE

Los datos dibujan un aire limpio pero los ecologistas critican las mediciones

La agrupación ‘verde’ cree que la ubicación de los registros, lejos de las calles con más tráfico, ofrece cifras irreales / La Junta argumenta que analizan el ambiente que respira «la mayoría»

Estación de medición del aire ubicada en el barrio de Fuentecillas.-ISRAEL L. MURILLO

Estación de medición del aire ubicada en el barrio de Fuentecillas.-ISRAEL L. MURILLO

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L. B.
Burgos

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Que Burgos no es Madrid, además de una obviedad, es el único punto en común que tienen los discursos de la Administración regional y Ecologistas en Acción en relación a los niveles de contaminación que presenta la capital burgalesa.

Si bien los datos que recogen las dos estaciones de medición de calidad del aire instaladas por la Junta en la ciudad están lejos de los umbrales de alerta fijados por la Organización Mundial de la Salud, tal y como explica Jaime Fernández Orcajo, jefe del Servicio de Prevención Ambiental y Cambio Climático de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, la agrupación ‘verde’ afirma que las cifras son «irreales» y «nada representativas». Y es que, a juicio del portavoz de Ecologistas en Acción en Castilla y León, Miguel Ceballos, la ubicación de los aparatos que registran estos datos es errónea.

En concreto, existen en la actualidad dos estaciones de medición. Una se encuentra en Fuentes Blancas, junto al laboratorio regional de calidad ambiental, y la otra en la calle Teresa de Cartagena Sarabia, en el barrio de Fuentecillas. Hasta 2006 a estas se sumaban otras tres: en San Agustín, en la Facultad de Teología y en la calle Santa Bárbara.

Así, la única toma de datos urbana desde entonces es la emplazada en Fuentecillas, criticada con dureza por Ceballos pues «está en una zona poco transitada, peatonal y lejos de cualquier vía con tráfico intenso, que es la principal causa de contaminación». De ahí, asegura, que las cifras que obtiene -sobre todo de partículas en suspensión PM10 y PM 2,5 y de dióxido de nitrógeno (NO2), las que más preocupan en la época fría- sean incluso «absolutamente impropias de una ciudad y más lógicas en un entorno rural».

Por su parte, Fernández Orcajo mantiene que los registros son bajos porque la calidad del aire de la ciudad es buena. «En general la de toda Castilla y León lo es», indica. Justifica además la situación de las dos estaciones de medición «porque según la normativa deben colocarse en zonas representativas del ambiente que respira la mayoría de la población». «Obviamente si las instaláramos a los pies de un semáforo en una arteria principal en la que con frecuencia se producen atascos los datos se dispararían pero tampoco sería la realidad de la ciudad. Hay que buscar un término medio y por eso reordenamos la red de medición, para obtener registros más fiables», añade.

Ceballos por su parte subraya el hecho de que hasta 2006 el incumplimiento de los niveles de contaminación en Burgos fuera «casi sistemático». «Para evitarlo la Junta optó por reubicar las estaciones y así logró maquillar las cifras y ahorrarse cualquier otra medida», sostiene el portavoz de Ecologistas en Acción que señala, además, que ambos emplazamientos incumplen la normativa europea al respecto. «La ley establece que los medidores urbanos deben colocarse en las zonas donde la presencia de agentes contaminantes se prevé más elevada y que al menos la mitad, en este caso una, tiene que estar junto a una vía con tráfico de vehículos», relata para reconocer, no obstante, que «más allá de denunciar la situación públicamente tenemos poca capacidad de maniobra». Y es que, según Ceballos, los tribunales «tardarían varios años en solucionar el problema». Con todo, no descartan la vía judicial.

Fernández Orcajo, sin embargo, asegura que la norma se cumple y ofrece datos de las dos últimas semanas -las más conflictivas en urbes como Madrid y Oviedo- para apuntalar su llamada a la calma. «El límite legal de NO2 es de 200 microgramos por metro cúbico y puede rebasarse hasta en ocho ocasiones al año y en ese plazo Burgos ha alcanzado como máximo 108 y hasta el momento nunca ha superado el límite», relata y apunta también que el pasado 1 de diciembre se registraron los niveles más elevados de partículas en suspensión, hasta un pico de 89 microgramos por metro cúbico, si bien la media diaria fue de 42 y el límite legal está fijado en 50.

Preguntada por la situación, la edil de Medio Ambiente, Carolina Blasco, remite a los datos de la Junta. No obstante, indica que hace más de un año solicitaron a la Consejería ampliar la red de medidores o sumar uno móvil y la petición se desestimó porque «consideran que las estaciones actuales son suficientes».

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