El Correo de Burgos

Puntos limpios, el lugar de las segundas oportunidades

La Fundación Lesmes gestiona el servicio favoreciendo la inserción de 60 personas en 15 años / Sus gestores reconocen que «hay más conocimiento y concienciación sobre el reciclaje»

Los puntos limpios de recogida de residuos urbanos registran una media de 36.000 usuarios al año.-RAÚL G. OCHOA

Los puntos limpios de recogida de residuos urbanos registran una media de 36.000 usuarios al año.-RAÚL G. OCHOA

Publicado por
MARTA CASADO
Burgos

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Un frigorífico que, rescatando aquello que se puede reutilizar, permite que el material tenga una segunda vida. Una persona que tras pasar por diversas vicisitudes trata de recomponer la normalidad en su día a día. Ambos casos se dan cita en los dos puntos limpios del Ayuntamiento de Burgos que gestiona la Fundación Lesmes a través de la empresa de inserción GRM. Durante estos 15 años de trabajo las cosas han cambiado. Si en las islas ecológicas los ciudadanos incrementan el reciclaje selectivo de su basura, cada vez son más quienes acuden a depositar sus residuos urbanos que pueden tener una segunda oportunidad.

«Durante estos 15 años ha habido una progresión y un gran avance en la población sobre la importancia del reciclaje.». Así lo cree María José Hernando gerente de estos espacios quien advierte que «ahora mismo estamos empezando a recuperar actividad y ritmo de depósito, aquella que habíamos perdido a consecuencia de la crisis». Destaca que durante estos años la gente ha sido más contenida a la hora de renovar su mobiliario o sus elementos electrónicos. «La gente mantenía sus productos más tiempo y, por tanto, al no renovarlos no los reciclabas», destaca.

Por los puntos limpios de la capital pasan, de media, unas 36.000 personas al año. Ellas acercan aquello que deben reciclar y dos operarios les indican donde dejarlos y cómo depositarlos. Cuando el contenedor está lleno avisan a los gestores de residuos. Aquí se depositan aquellos objetos que no son aptos para depositar en las islas de reciclaje que se multiplican por las calles con sus contenedores gris, amarillo, verde y azul. Aquí no hay cabida para basura orgánica y los residuos que no son identificables pero si llegan viejos televisores de tubo, antiguas pantallas de ordenador, viejos muebles de madera o colchones repletos de años de sueños y desvelos. También hay depósitos para fluorescentes, baterías, cartones muy grandes, juguetes o ropa y todo tipo de aceites.

«Ahora es más fácil que el ciudadano se acerque a depositar sus residuos, a tener sus mini islas de reciclaje en casa y a pedir islas de contenedores más cerca de la puerta de su casa, hace unos años la queja era la contraria, las isletas les quitaban espacio de aparcamiento y en eso ha sido importante la labor de concienciación que se ha realizado desde distintos ámbitos y en especial la Agenda 21 o las charlas informativas», señala Hernández.

Para la responsable de GRM no sólo es la segunda vida que se da a un producto que se puede reciclar repercutiendo un poco menos en el daño al entorno, también supone una oportunidad para los olvidados. Ésta es una empresa de inserción y en estos 15 años de trabajo se han reinsertado más de 60 personas en riesgo de exclusión social. Cada trabajador no puede estar más de tres años en un empleo y en cada momento hay cuatro operarios, dos por cada punto limpio, además del encargado. El horario de apertura de las instalaciones es de 9 a 20 horas a diario y sábados de 9 a 14 horas en el punto limpio norte (entorno Islas Baleares) y en horario partido de 9 a 14 y de 17 a 19 horas las instalaciones de la zona sur que, por dificultades de acceso o ubicación más remota, registra menos usuarios.

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