Los ERE regresan al nivel previo a la crisis

Uno tras otro los indicadores que en los últimos años revelaban el gran impacto de la crisis económica regresan a la calma estadística. Aunque en la práctica el significado de la variación de los datos puede distar de la recuperación efectiva que algunas voces proclaman, pues son numerosos los factores que determinan el resultado, el hecho es que todo apunta a que la tempestad ha pasado.

Los expedientes de regulación de empleo (ERE) han copado titulares en los últimos años. Su escalada desde 2008 evidenciaba los apuros de negocios de todos los tamaños y sectores.

Para capear el temporal o incluso para rendirse ante él las empresas empleaban este procedimiento que abre la posibilidad de extinguir, suspender o reducir los contratos en vigor.

La cifra anual de ERE en la provincia sirve pues para dibujar la curva de intensidad de la crisis en la economía burgalesa. Y el dato más reciente, el de 2015, arroja una situación similar a la de hace ocho años. En concreto, el año pasado se registraron 119 expedientes con 1.219 afectados, siendo el grueso de suspensión temporal de empleo. En 2008, si bien el número de procedimientos fue inferior, con 73 expedientes, los trabajadores involucrados ascendían a 2.124. Así, el dato reciente reduce un 40% el de entonces. Entre ambos media un apogeo inaudito que alcanzó su techo en 2012, con 528 expedientes y 8.950 afectados.

De vuelta a la realidad cercana, cabe detenerse en el balance anual. Así, en 2015 se ha registrado un descenso notable de ERE respecto a 2014, cuyas cifras, no obstante, ya se alejaban de las magnitudes de ejercicios previos, con 204 expedientes y 2.367 implicados.

Fue en 2013 cuando la curva inició su caída al cerrar con la mitad de afectados que en el ejercicio anterior, 4.539, aunque los expedientes apenas se redujeron un 20%, hasta los 412.

La distribución por tipo de procedimiento se mantiene casi sin cambios en el periodo consultado. Año tras año el expediente más solicitado a la autoridad laboral es el de suspensión del trabajo por un plazo limitado. En 2015 esta fórmula ‘alcanzó’ a 1.052 personas. Le sigue el de reducción de jornada, con 53 casos y 144 afectados. En este aspecto sí se aprecia variación pues hasta 2010 era el expediente menos empleado, puesto que en el último lustro ocupa el destinado a extinguir la relación laboral, es decir, a despedir a los trabajadores. 23 personas se vieron en esta situación el año pasado y 96 en 2014 frente a las 317 de 2008.

SIN TRIUNFALISMO

Otra procedimiento destinado a salvar la situación económica de la empresa es el concurso de acreedores. Se inicia ante una imposibilidad de asumir los pagos y entre las medidas que contempla para reducir la deuda están los citados ERE, cuya aplicación creció el año pasado respecto a 2014, con 243 afectados por 11 expedientes, frente a los 145 del ejercicio anterior. Estos datos disparan los 3 implicados en 2008 pero distan de los 455 de 2009 y, sobre todo, de los 542 afectados registrados en 2012.

El secretario provincial de Comisiones Obreras, Fidel Velasco, señala que las cifras, facilitadas por la Junta de Castilla y León, deben interpretarse con cautela. Rechaza en este sentido cualquier amago de triunfalismo y, aunque reconoce y celebra la estabilidad alcanzada por el sector industrial, que es «el motor económico burgalés», incide en que «la cifra de ERE tenía que disminuir porque lo contrario hubiera supuesto una verdadera catástrofe pues mantener el ritmo de los años duros significaba cerrar Burgos». Concuerda esta interpretación con la general lanzada por los sindicatos, que achacan a la destrucción de empleos -bien vía despido, bien mediante jubilaciones en tiempo o anticipadas- durante los años anteriores como el principal motivo de la tranquilidad que aparenta la estadística reciente.

Pero todavía hay expedientes y Velasco señala a la construcción como el sector que aún los padece. Pone como ejemplo el caso de Arranz Acinas, en concurso de acreedores.