El Correo de Burgos

TRADICIONES

San Antón resiste a los cambios sociales en la comarca burebana

Las meriendas populares toman el relevo a los formatos más tradicionales

Vecinos de Poza de la Sal durante la celebración.-G. González

Vecinos de Poza de la Sal durante la celebración.-G. González

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G. GONZÁLEZ
Burgos

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La cita anual con San Antón en la comarca burebana confirma el cambio en la celebración de esta festividad que durante siglos formó parte imprescindible del calendario. Así en la villa Condal de Oña los responsables de la asociación de Amigos de San Antón anunciaron que sería el último año en la que se celebraría con el acostumbrado sacrificio del cerdo junto a la Torre del Cubillo.

Esta no es la primera ocasión en la cual esta fiesta se ha de modificar tal y como sucediera hace dos años en la capital burebana donde los Amigos de Santa Casilda la recuperaron del olvido.

Hasta esas fechas la rifa de un hermoso ejemplar porcino era una de las piezas claves del evento pero una denuncia de un grupo ecologista asturiano y la legislación autonómica, irónicamente de protección de animales de compañía, que prohíbe que animales sean premios en sorteos y rifas motivo la desaparición de la misma.

Ante la amenaza de que la celebración volviera a caer en el olvido el apoyo del Ayuntamiento de Briviesca fue clave para mantenerla viva aunque dejándola solamente en la merienda popular.

En una línea muy similar los pozanos también mantienen esta festividad activa dentro de un calendario de fiestas gremiales de invierno prácticamente desaparecidas en el resto de la comarca. Así el pasado día 17 se celebró el Día de los Pastores donde no faltó el pan, vino y queso ni el caldo mondongo.

Siguiendo esta línea el día 20 se celebró el Día de los Panaderos en la villa salinera, donde llegó a haber hasta cinco hornos a la vez e incluso ermita de San Sebastián.

Todas ellas mantienen un fuerte tirón popular como quedó de manifiesto en la merienda de San Antón celebrada en la capital burebana a la que asistieron más de un millar de personas.

Para dejar satisfechas a los que acudieron a la cita en la Plaza Mayor los Amigos de Santa Casilda elaboraron alrededor de 2.000 pinchos de morcilla y chorizo repartidos por los asociados.

Este contundente tentempié precisó de 45 kilogramos de la afamada morcilla de Briviesca, 30 kilos de chorizo y 80 barras de pan regado todo ello con más de 49 litros de vino de la tierra que fueron consumidos entre los asistentes.

El abandono de los pueblos y de las costumbres agroganaderas diarias están convirtiendo la matanza doméstica bien en la fecha de San Martín o la de San Antón en un acto cada vez más nostálgico en lugar de fórmula de contar con alimentos durante el invierno.

Simultáneamente el espíritu de colaboración vecinal también se está diluyendo conforme desaparece este tradicional sacrificio en el cual las tareas de despiezado y preparación de las distintas partes eran realizadas de forma comunal entre los vecinos.

Solo de la voluntad de colectivos sociales y el apoyo de los ayuntamiento burebanos permite que se mantenga la última de las partes de la antaño celebración principal del invierno.

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