El Correo de Burgos

LEY ANTITABACO UNIDAD DE TABAQUISMO DEL HOSPITAL

Adiós a los malos humos

Casi 500 personas acuden cada año a la Unidad de Tabaquismo del HUBU y a la Asociación Contra el Cáncer para dejar de fumar

Personas fumando en la vía pública. Cada vez son más los que dejan el hábito.-R. O.

Personas fumando en la vía pública. Cada vez son más los que dejan el hábito.-R. O.

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VIRGINIA MARTÍN / BURGOS
Burgos

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La Ley Antitabaco, que entró en vigor el de enero de 2011, acaba de cumplir cinco años. Esta norma, que supuso la prohibición de fumar en restaurantes y bares y diversos espacios destinados al ocio, implicó un cambio beneficioso no sólo para los no fumadores que dejaban de inhalar el humo del cigarro ajeno sino para los fumadores y es que, tal y como demuestran los datos arrojados por la Encuesta Europea de Salud del Instituto Nacional de Estadística publicada a finales de 2015, se ha producido un importante descenso en el consumo de tabaco en nuestro país.

Así las cosas, el estudio refleja que el número de fumadores diarios ha descendido en los últimos cinco años, al pasar del 26,2% en 2009 al 23% en 2014. Por sexo, el porcentaje de fumadores diarios es el 27,6% en los hombres y el 18,6% en las mujeres, además, por grupos de edad, en todos los casos hay más fumadores hombres que mujeres. En este sentido, la edad con una mayor prevalencia de fumadores se encuentra entre los 25 y los 34 años, en el caso de los hombres, y entre 45 y 54 años, en el caso de las mujeres, aunque también es importante señalar que el 18,4% de los jóvenes entre 15 y 24 años se declaran fumadores habituales. Por comunidades autónomas, Castilla y León se encuentra entre las regiones con un menor porcentaje de personas fumadoras.

«El descenso de fumadores es mucho mayor si tenemos una perspectiva de años más amplia y es que, si echamos la vista 15 ó 20 años atrás el número de personas que han dejado de fumar se incrementa de forma espectacular porque en aquel momento se empieza a ser más consciente de los daños que causa el tabaco, algo que desconocíamos hace 50 años», comenta la neumóloga del HUBU, Ana Pueyo, «hace unos cuanto años no soñábamos con alcanzar, en este momento, esta prevalencia tan relativamente baja». Para la especialista, «el punto de inflexión fundamental fueron las medidas legislativas antitabaco que ese tomaron desde el Gobierno hace ahora cinco años, para nosotros ha cambiado el panorama en cuanto a expectativas de enfermedades relacionadas con el tabaco, para las siguientes décadas».

Precisamente la doctora, abordaba en el mes de octubre, en la 41 edición del Simposio de Neumología celebrado en el HUBU que «en la actualidad estamos asistiendo a un descenso del cáncer de pulmón en hombres frente a un ascenso en mujeres, derivado de la generalización del consumo femenino».

Y es que, cáncer de pulmón y EPOC siguen siendo las enfermedades más importantes derivadas del tabaquismo por su prevalencia en la población. En el caso de la segunda, se estima que en Burgos afecta al 7% de la población, aunque tres de cada cuatro personas que la padecen lo desconocen por ser un patología infradiagnosticada.

«Hay otras muchas enfermedades que son mucho más frecuentes en los pacientes fumadores como las infecciones». Pueyo explica que «un factor de riesgo tremendamente importante para tener una neumonía- aunque puede tenerla cualquiera- es el tabaquismo porque, el tabaco reduce las defensas a nivel local y es más fácil adquirir virus o bacterias». Además, «también sabemos que un episodio de este tipo puede ser más grave en pacientes fumadores».

A ello «hay que sumar otras tantas enfermedades que están causadas directamente por el tabaco como la histiocitosis pulmonar X», un tipo específico de histiocitosis X que consiste en la inflamación de las vías respiratorias menores y de los pequeños vasos sanguíneos en los pulmones y cuya inflamación conduce a rigidez y daño pulmonar, común en adultos de 30 a 40 años, generalmente fumadores de cigarrillo.

Mayor conocimiento

Aunque la neumóloga asegura que «el conocimiento de la nocividad del tabaco ha sido un instrumento fundamental en la lucha contra el tabaquismo, con campañas informativas constantes y desarrollando formaciones en los colegios, sigue siendo llamativo que los menores se inicien en el consumo de tabaco» aunque «afortunadamente la población adolescente que empieza a fumar es menor que hace unos años».

Pueyo explica que, en el ámbito sanitario, «se ha ampliado la formación en la lucha contra el tabaquismo a todos los ámbitos sanitarios, no sólo a los médicos de atención primaria, quienes precisamente están muy concienciados porque sabemos que el consejo de un sanitario es fundamental para que uno se plantee un cambio de actitud hacia el tabaco». La doctora lo tiene claro y es que «al igual que uno no se hace adicto en sólo dos días, tampoco deja de serlo en dos días».

Unidad de tabaquismo

Dejar de fumar es «un proceso en el que hay que trabajar desde todos los ámbitos». En los últimos años, «se han conseguido resultados muy buenos desde la Unidad de Tabaquismo del HUBU, gracias a una técnica combinada compuesta por atención psicológica y un tratamiento farmacológico, en caso de que sea necesario», tal y como explica Lourdes Lázaro, una de las responsables.

A lo largo del año, «mi compañera y yo atendemos a unos 200 pacientes nuevos que quieren dejar de fumar», explica, «en su mayoría son fumadores’ difíciles’ porque ya han realizado varios intentos para dejar de fumar, porque tienen mucha dependencia, patologías asociadas que, o bien nos derivan desde neumología, de otros especialistas o desde atención primaria, así como personal del hospital, ya que el HUBU está inscrito en la Red Global de Hospitales Sin Humo».

Por sexos, la especialista asegura que «a la unidad acuden por igual hombres y mujeres» y la edad media «está situada entre los 45 y los 50 años». Una vez que el paciente llega a la unidad, «se realiza con él una consulta individual, con un primera valoración general basándonos en su historia clínica y de acuerdo a ello, se le hace un plan con un asesoramiento psicológico y, habitualmente, junto a un tratamiento farmacológico». A partir de ahí, «se hacen revisiones periódicas, primero cada una o dos semanas, y posteriormente al mes o cada dos meses, así hasta el año, momento en el que entendemos, ha conseguido dejar de fumar».

Las primeras citas «se dedican a afianzar los motivos fundamentales por los que se quiere dejar de fumar e ir descubriendo la situaciones que asocian con fumar para intentar evitarlas y, a partir de ahí, se busca una fecha que a ellos les parezca adecuada para iniciar el proceso». En cuanto a marcar una fecha en el calendario, las especialistas recomiendan que «sea una fecha posterior a una situación especialmente complicada o una fecha señalada cercana que les motive, por ejemplo, un cumpleaños». Además, Lázaro hace hincapié en que «es fundamental determinar qué día de la semana se deja de fumar, porque hay quien fuma más entre semana y quien lo hace más el fin de semana».

Las mayores dificultades para dejar de fumar derivan sobre todo de que «se trata de una dependencia y como cualquiera, requiere de un proceso y de una dificultad, hay que aprender a vivir sin fumar». En cuanto a las recaídas, «se producen con mayor frecuencia en los primeros seis meses y a partir del año, aunque hay que estar al tanto, las recaídas son menos frecuentes».

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