El Correo de Burgos

SOCIEDAD

60 años y poco mantenimiento

Desprendimientos de las cornisas, humedades y goteras y contadores en el interior de las casas son parte de los desperfectos que denuncian los 300 inquilinos de las calles Calzadas y Segovia

Imagen de la plaza interior de las viviendas ubicadas entre la avenida de la Paz y la calle de las Calzadas.-ISRAEL L. MURILLO

Imagen de la plaza interior de las viviendas ubicadas entre la avenida de la Paz y la calle de las Calzadas.-ISRAEL L. MURILLO

Publicado por
MARTA CASADO
Burgos

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Sus rentas son bajas. Encuadrados como están en las denominadas rentas antiguas.Pero, como defienden a capa y espada, las viviendas en las que viven «son de alquiler social». En su momento, hace ya 60 años, las viviendas las edificó y gestionó la fundación Santa María La Mayor, entidad vinculada a la Obra Social de la Caja Municipal y, posteriormente Caja de Burgos.Sus rentas han permanecido casi fijas, sólo actualizadas por el IPC o cuando el derecho de alquiler pasaba de padres a hijos. De ahí que cada uno de los cerca de 300 vecinos tengan contratos de muy diversa índole.

Ahora el cambio es mayor y les ha dado un buen susto.Tras la absorción de Caja Burgos-Banca Cívica por CaixaBank estos inmuebles han pasado a ser un activo inmobiliario de la entidad bancaria catalana. Están gestionados porServihabitat y Buildincenter que a principios de mes sorprendieron a los vecinos con cartas de desahucio. Aquello se debió a un error y los intentos por explicarse, reunirse y aclarar las cosas por parte de la entidad financiera no han hecho más que sucederse.Pero deja tras de sí el estado de semiabandono en el que se encuentran estas instalaciones donde, denuncian, «durante los últimos tres años, desde que teóricamente dejaron de ser de la caja municipal, no se ha hecho mantenimiento ninguno». El pasado lunes la entidad Gestin, encargada de administrar la finca, recibió uno a uno a los vecinos que quisieran aclaración alguna sobre sus contratos o sobre sus viviendas. Una vez asegurada la continuidad de los contratos «nos dijeron que lo que querían eran cambiar los contratos, que en ellos no figure la Caja que ya no existe sino la entidad actual y que esa era la intención de las revisiones» aseguraba una vecina de la calle Cantabria. Muchos aprovecharon la reunión inicial con los responsables de Caixabank, Servihabitat y Buildingcenter, en la Iglesia de San Martín de Porres, para explicar la situación en la que están muchas viviendas y edificios.

Desglosan algunas de las situaciones de unos inmuebles que, más pronto que tarde, empezarán a pasar la Inspección Técnica de Edificios. Uno de los problemas que denuncian los vecinos es el estado de las cornisas. «Este verano ya han tenido que venir los bomberos en más de una ocasión porque se han caído pequeñas losetas de la cornisa y es peligroso», destaca uno de los vecinos. La plazuela interior, de uso público pero propiedad del inmueble, muestra la existencia de boquetes en el firme, y mobiliario antiguo está sin cambiar. Se quejan los vecinos de los bajos de la calle Segovia que el desprendimiento del cemento entre ladrillos permite que las humedades entren en sus viviendas algo que es casi eterno en los techos de los últimos pisos donde las goteras y humedades son casi constantes. Filtraciones que también se producen en algunas de las puertas que tienen aberturas en la parte baja.

En cuanto a las escaleras destaca, nada más traspasar el umbral de la puerta, la estrechez y el número desde el primer paso al interior de los inmuebles. Unas escaleras en el inicio del portal en un edificio que, por su antigüedad, tampoco está equipado con ascensor. Los inmuebles, en muchos casos habitados por personas de avanzada edad, el 70% tienen más de 70 años, no cumplen con criterios de accesibilidad para personas de movilidad reducida, aunque si bien es una normativa moderna, tampoco se han aplicado mejoras en esta línea. Desde hace más de una década no se realiza una actuación de salubridad de estas zonas comunes como pintar las escaleras. Lo último, recuerdan algunos, que pintaron las puertas de entrada que siguen siendo las mismas que hace 60 años.

En el interior de los inmuebles algunos mantienen la chimenea y la cocina de leña, otros han remodelado el interior. La gran mayoría incumplen algunas cuestiones normativas como el disponer de los contadores de agua y de luz en los descansillos de las escaleras. «Si que nos han cambiado los contadores de luz a los nuevos pero están dentro de las viviendas, los que están fuera es porque lo han hecho los vecinos», señalan.

Todos ellos reconocen que es una renta antigua pero temen que este proceso iniciado con cartas de desahucio por error lleven aparejados cambios en la cuantía de las rentas. Los más jóvenes, aunque llevan tres décadas o 15 años en alquiler, reconocen que «si mejoran los inmuebles, los adecentas no me importaría pagar algo más, pero así sin actuar en casi nada no me parece de recibo».

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