El Correo de Burgos

Reclaman abrir oficina del registro civil en el hospital y más privacidad

CGT denuncia que no hay formación específica para los administrativos ni confidencialidad para los usuarios

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MARTA CASADO
Burgos

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En la misma cola donde una mujer pregunta por la cita para el especialista y otro hombre inicia el proceso de ingreso en el hospital se presenta una mujer amamantando a su recién nacido. Es la escena que ayer relataba Dolores Serna, representante del colectivo de administrativos del servicio de admisión del Hospital Universitario de Burgos en CGT. Afirman que «no se ahorra tiempo, porque se generan errores que después plantea problemas a los registradores, no emitimos ningún justificante del registro que o llega por correo o tienen que recoger los padres en el Juzgado y tampoco inicia la gestión de la tarjeta sanitaria», relataban ayer las representantes de CGT.

Desde el sindicato reclaman que en el Hospital «igual que hay una sede del banco Santander o tiendas se habilite una oficina del Registro Civil con registradores que están formados para este fin», señalaba ayer Piedad Manjón.

En concreto denuncian que esta actuación no supone «un ahorro ni un coste cero» sino que es un «un ERE encubierto del Registro Civil» porque, tal y como avanzaban ayer, tras la implementación del registro de recién nacidos se pondrá en marcha el registro de defunciones. «No sólo es un expediente de extinción encubierto en la administración de Justicia sino que, además, supone una nueva carga de trabajo en losa auxiliares administrativos del Hospital».

Se calcula que cada registro lleva 40 minutos en todo el proceso y si llegan los problemas se producen situaciones kafkianas como que la madre, recién parida, tenga que bajar a admisión a registrar al niño si son pareja de hecho o no tienen libro de familia. Afirman, además, que no tienen formación específica para solventar problemas en un proceso tan importante.

Por otro lado, desde la CGT denuncian que la puesta en marcha de la normativa de dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano por parte de los enfermeros, la denominada Prescripción Enfermera.

Para Manjón es un reglamento que les retrotrae a la época en la que las enfermeras eran ATS. «Lejos de solucionar problemas en la dispensación de medicamentos lo que genera es inquietud en el ejercicio de la profesión de enfermera que ya no podrá hacer lo que ha hecho siempre y para lo que está capacitada sino que necesitará la prescripción de un médico menoscabando así nuestra autonomía». Señalaba ayer Pilar Manjón, responsable del área de enfermería de la CGT, que «me declaro contraria a esta ley que no voy a obedecer», cómo fórmula para «mostrar el apoyo a muchas compañeras que no saben qué hacer».

Señalan además que hay un halo de «privatización de la docencia» porque esta normativa obliga a realizar dos cursos de formación de 180 horas cada uno que imparten el Colegio Oficial de Enfermería y el sindicato SATSE que «no sólo se realizan fuera del horario de trabajo sino que hay que pagar por ellos para realizar una función que es la que realizamos habitualmente». Desde el sindicato reivindican la retirada de esta ley por «innecesaria».

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