Hallan muerto a un matrimonio en su casa de la Barriada Inmaculada

Eran vecinos «de toda la vida» y salían a pasear a diario por la barriada Inmaculada. Aunque fuera de vista, casi todo el mundo conocía a Isaías Ruiz y Bonifacia Higuero, un matrimonio de avanzada edad -79 y 74 años de edad, respectivamente- que llevaba sin ser visto desde el viernes. Los peores presagios se cumplieron ayer con la intervención de los Bomberos ante la imposibilidad de acceder a su domicilio, situado en el número 123 de la tercera manzana. Al parecer, su fallecimiento se debió a una intoxicación accidental de gas provocada por una mala combustión de su cocina de carbón.Charo Francés, vecina puerta con puerta del matrimonio, dio la voz de alarma el lunes por la noche a una sobrina de Bonifacia con la que mantiene contacto. «Llevaban unos días con la persiana bajada y nos chocaba», declaraba a este periódico visiblemente afectada por el luctuoso suceso.

Una vez en el lugar, y al no recibir respuesta, los familiares trataron de localizar a una vecina que tenía una copia de las llaves. Desgraciadamente «estaba en el médico», por lo que los Bomberos se vieron obligados a entrar por una ventana. Charo volvía de la compra cuando se topó con una escena que desearía no haber visto. De hecho, «no me quise ni acercar», recordaba apesadumbrada.En el mismo bloque, una vecina contenía las lágrimas incapaz de articular palabra. Justo enfrente, en el 110, Lucía González se enteró de lo sucedido cuando regresaba de un entierro. Aunque «no tenía mucho trato con ellos», le extrañó no verles en misa el domingo, aunque pensó que tal vez hubiesen tomado la decisión de trasladarse a una residencia, pues así lo habían manifestado en más de una ocasión. Por otra parte, a Bonifacia «le iban a operar de la vista», de ahí que en ningún momento barajase tan fatal desenlace.La trágica noticia llegó a muchos de sus vecinos a lo largo de la jornada. Frente a su casa, dos mujeres hablaban de lo sucedido. Lo hacían de oídas, pues se encontraban por la zona cuando se presentaron los servicios de emergencia del 112, la Policía y los Bomberos. En un establecimiento cercano, algún que otro cliente también se hizo eco de los hechos, aunque «tampoco muchos». Lo que sí comentaban, según explicó el propietario, es que «a él se le encontraron tumbado en la cama y a ella sentada en un sofá».Pasadas las 20 horas de ayer, la ventana más próxima a la puerta del domicilio se encontraba abierta. En el interior, se apreciaba luz al fondo de una de las estancias, pero ni el más mínimo ruido. El silencio se extendió a varios vecinos que a pie de calle se negaban a hablar del suceso por respeto a la memoria del matrimonio.