El Correo de Burgos

El Yagüe afronta la cuenta atrás

Tras firmar el acta de replanteo y antes de demoler la estructura de hormigón, Erri Berri retirará a mano materiales como marcos, fluorescentes o placas de yeso para reciclarlos

Las pinturas de Luis Sáez decoran la capilla del hospital.-RAÚL G. OCHOA

Las pinturas de Luis Sáez decoran la capilla del hospital.-RAÚL G. OCHOA

Publicado por
LAURA BRIONES
Burgos

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El viejo Yagüe, ahora sí, tiene los días contados. La firma del acta de replanteo entre la Tesorería de la Seguridad Social, propietaria del edificio, y Erri Berri, empresa que se encargará de su demolición, es inminente. Será el pistoletazo de salida para una cuenta atrás que se prolongará ocho meses.

Así, en noviembre, el hospital desaparecerá del mapa de una ciudad a la que ha visto crecer desde que aquel 10 de junio de 1960 recibiera a su primera paciente.

Borrar décadas de historia no será, sin embargo, tarea fácil. Las dimensiones del inmueble permiten intuirlo. La empresa responsable del derribo, especialista en estas lides, lo confirma. Reconoce, eso sí, que no es el reto más complejo al que se ha enfrentado en su dilatada trayectoria.

El ingeniero Javier Vidaurre, jefe de la obra, explica que el proceso se distribuye en varias fases. La primera consistirá en reciclar todos los elementos que puedan extraerse a mano planta por planta: marcos, extintores, fluorescentes, detectores de incendios, falsos techos de pladur... «La idea es dejar la estructura de hormigón y el hierro», precisa. La separación de este último elemento se haría tras la demolición, ya en el suelo, «porque al ser un material resistente y no contaminante es más sencillo», añade.

Esta primera etapa será la más larga. Cientos de estancias y miles de metros cuadrados aguardan a ser despojadas de las pocas vestiduras que quedan tras el ‘vaciado’ que realizó la Gerencia Regional de Salud, inquilina hasta que en 2014 le devolvió las llaves a la Tesorería de la Seguridad Social.

No obstante, Vidaurre prefiere no dar plazos hasta no iniciar los trabajos. «En cuanto entremos ya podremos hacer cálculos y ajustar los medios para finalizar en los ocho meses acordados o incluso antes si fuera posible», indica.

Lo seguro es que el reciclaje previo y posterior al derribo es la parte más complicada. Tras la recogida manual arrancará el desmontaje en sí. Será el turno de las máquinas. Es aquí donde Erri Berri presume de marcar la diferencia en el sector. «Contamos con una retroexcavadora de demolición de 42 metros de alcance que vendrá también con otras más pequeñas para trabajar el material en el suelo. Además de separarlo hay que machacarlo y compactarlo en tamaños que puedan cargarse», explica Vidaurre.

En principio, el equipo que la empresa navarra trasladará a Burgos para demoler el Yagüe estará integrado por 10 personas. Además de la grúa de mayor tamaño, se desplazarán hasta el 96 de la avenida del Cid «cuatro o cinco máquinas», una de 28 metros de alcance y otras más pequeñas. Estas cifras, sin embargo, podrán variar en función del ritmo y de las necesidades.

Ambos procesos -el de ‘morder’ el edificio y el de tratamiento del escombro en el suelo- se simultanearán. «Nuestos equipos son lo último en el mercado, tanto la maquinaria como los implementos para el corte y la preparación del material. Somos una empresa especializada en este trabajo, de ahí que nuestro rendimiento sea superior», añade.

Este valor añadido estaría detrás de la oferta tan ‘atractiva’ con la que lograban el contrato. Cabe recordar que su propuesta reducía un 70% el precio de licitación. En concreto, la demolición se adjudicaba finalmente por 1,3 millones frente a los 4,3 millones que marcaba el pliego a concurso. «Somos punteros y tenemos ya mucha experiencia en el sector, de ahí que podamos ser tan competitivos», señala Vidaurre.

Su página web constata el curriculum mencionado. Erri Berri ha ‘liquidado’ varios hospitales españoles y conoce bien la capital burgalesa pues ha trabajado en ella en varias ocasiones, entre las que destacan el derribo del complejo 2 de mayo o del inmueble del Gran Teatro. La última es reciente. Se hacía cargo de limpiar los restos de la planta de Campofrío arrasada por las llamas. La presencia de amianto en la estructura del hospital General Yagüe obliga a realizar un plan específico para la gestión del peligroso material. La retirada la llevará a cabo una empresa independiente especialista en la labor que colabora en estos casos con Erri Berri.Voces ‘al rescate’ de las obras de Luis Sáez

El Yagüe dejó de funcionar en 2012 y tardó en vaciarse más de un año, tras distribuir el material que albergaba entre decenas de centros sanitarios y entidades sociales de la región. Ya entonces se decidió que los frescos pintados en su día en la capilla por un joven Luis Sáez se iban a demoler junto con el edificio. Fuentes de la Subdelegación del Gobierno aseguran que se estudió la posibilidad de retirarlos pero fue descartada por expertos. Con todo, a días de que comience la demolición -que por cierto acumula notable retraso por motivos administrativos, dicen- varias voces claman por el rescate de estas obras. El asunto llegaba incluso al Pleno de la Diputación. Su presidente César Rico se comprometía a preguntar por esta posibilidad y, si hacía falta, a aportar parte del dinero que costase ‘salvar’ las obras.

Preguntado por la oportunidad de preservar estas pinturas, el profesor de Historia del Arte René Payo no duda: «Merecería la pena, porque corresponden a la primera etapa de Sáez». Con todo, reconoce que no hacerlo no supone irregularidad alguna pues no son bienes protegidos. «Es cuestión de voluntad y sensibilidad», apostilla. 

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