Miguel Vila, en tierra de nadie

El diputado de Podemos por Burgos, Miguel Vila, está de moda. Su nombre sale a relucir, día sí, día también, en los medios de comunicación de ámbito nacional. Y pocas veces sale bien parado, la verdad. Él se mantiene firme en la postura oficial del partido y una y otra vez rechaza hacer declaraciones sobre las informaciones que lo ubican en el epicentro del terremoto que al parecer sacude a Podemos Madrid, círculo ‘central’ de la formación liderada por Pablo Iglesias en el que Vila ocupa un puesto destacado. Se remite, a través del responsable de prensa, a los comunicados oficiales difundidos al respecto de las dimisiones producidas en su Consejo Ciudadano. Si la pregunta sobre el tema es directa esquiva la cuestión con agilidad. Con todo, mientras tanto, al diputado por Burgos -puesto que le otorgaron 36.541 votos- le llueven críticas por doquier.

En Madrid, desde su propia formación, se le acusa de haber descuidado su papel de secretario político al centrarse en pelear -con éxito- por lograr su escaño por la provincia de Burgos. Aquí los reproches tienen la dirección contraria. De hecho, parten de sus opositores en el juego político, que lamentan el poco conocimiento de la realidad local y le achacan un discurso centrado en aspectos ‘nacionales’.

Así, Vila permanece en tierra de nadie. Tampoco invierte demasiada energía en defenderse. Sobre lo que acontece en la capital del reino, niega cualquier problema y despeja el tiro siempre que surge la ocasión afirmando que impera la «normalidad». Acto seguido, cambia de tema. Lo hizo la semana pasada en Burgos y repitió esquema ayer mismo y por partida doble. Primero, en la tertulia que compartió con Begoña Contreras (PP) y Esther Peña (PSOE) en la emisora local de Radio Arlanzón. Más tarde, de regreso a su ‘casa’, allende Somosierra, protagonizó idéntica situación en el mismísimo Congreso de los Diputados, donde acudía junto a varios compañeros de filas a registrar una proposición no de ley para acabar con los «falsos becarios».

Según relataba después la agencia Europa Press, en la comparecencia ante los medios para explicar la iniciativa Vila era preguntado hasta en tres ocasiones por las dimisiones en Podemos Madrid. Atajaba el asunto así: «Insisto en que el tema hoy (por ayer) es acabar con los fraudes en las contrataciones por becas». En una posterior charla informal con los periodistas, tal y como recoge la misma fuente, negaba cualquier crisis interna.

El otro frente, el burgalés, no es nuevo. Se abrió el mismo día que decidió encabezar la lista a la Cámara Baja por la provincia. Cabe recordar que su aparición respondía a la abrupta dimisión de Pedro de Palacio, en aquel entonces procurador de Podemos en las Cortes de Castilla y León además de candidato al Congreso, tras conocerse una condena por abusos de hace quince años. Vila llegó ‘al rescate’ y defendió que lo importante era el compromiso y no el lugar de nacimiento. Sin embargo, aún hoy, ya como diputado electo, hay temas en los que políticos locales le sacan los colores.

La citada tertulia radiofónica de ayer dejó algunos ejemplos. Aunque recordó que ya ha llevado al Congreso asuntos como Garoña, el fracking o la AP-1, mostró ciertas lagunas en temas puramente locales, como el presupuesto de la Diputación o el caso Gómez.

Preguntada por la situación, la socialista Esther Peña prefirió no entrar a valorar los problemas a los que se enfrenta en Madrid o «si sabe mucho o poco». Sin embargo, sí se animó a sugerirle que «aproveche la repercusión de la que goza para poner sobre la mesa las necesidades de la provincia a la que representa, que son muchas».

Lamentó además «cierta falta de humildad» por parte de Vila para reconocer que no domina el día a día burgalés, algo que, indicaba, «tendrán que juzgar sus votantes».

Así, la notoriedad anecdótica que tras los comicios le brindó el hecho de haber sido cámara en el Congreso antes que diputado o, más recientemente, el ‘tonteo’ televisivo con la ‘popular’ Andrea Levy se ha convertido en protagonismo político puro y duro, aunque de inciertas consecuencias.