Los establecimientos rurales calculan un 95% de ocupación

Con vacas flacas durante casi todo el año, los alojamientos de la provincia hacen su particular agosto -con permiso del verano- en fechas señaladas. Semana Santa es una de esas épocas en las que «se trabaja bastante bien», asegura el presidente de la Asociación de Turismo Rural de la Provincia de Burgos (Turalbur), Francisco Hernansanz. Según las previsiones del sector, el índice de ocupación será similar al del año pasado y rondará el 95%.

Con las vacaciones a la vuelta de la esquina, Hernansanz señala que ya hay «muchas reservas cerradas», de ahí su confianza en que se mantengan dicho porcentaje «salvo que tengamos anulaciones». No obstante, los hosteleros que operan en el medio rural saben que en «fechas puntuales» como ésta siempre se registran solicitudes de última hora.

Aunque «puede darse algún caso», Hernansanz con cree que los turistas elijan Burgos como segundo plato cuando la ocupación se dispara en las provincias limítrofes. Por lo general, los visitantes acuden «para conocer su gastronomía, su oferta cultural, turística, de naturaleza...». Además, es un «punto intermedio» para «muchos grupos de amigos o familiares» procedentes del País Vasco y de Madrid. Y claro, «nos viene bastante bien porque son dos flujos emisores de visitantes bastante buenos en cuanto a número de habitantes», apostilla.

Lo que realmente «preocupa» al sector es «el resto del año», sobre todo si tenemos en cuenta que «hemos cerrado 2015 con una ocupación del 11,72%». Por lo tanto, «un 95% para tres o cuatro noches tampoco es muy representativo» si nos atenemos a la realidad anual.

Inspecciones

Aprovechando el repunte del turismo en Semana Santa, el presidente de Turalbur insta a la Junta de Castilla y León inspeccionar «todos los alojamientos que no se han dado de alta» o que «no han presentado la documentación» porque «hacen bastante daño al sector».

Por otro lado, Hernansanz lamenta que la normativa destinada a luchar contra los establecimientos ilegales «deje fuera a los alojamientos de turismo rural». «Aquí solo se va a controlar a los que hemos presentado la documentación», esgrime conforme con la decisión, pues en este sentido acepta las reglas del juego impuestas a «los guías, las agencias de viajes, los albergues del Camino de Santiago y las empresas de turismo activo».

Sin embargo, estima que la normativa debería ajustarse a todos los negocios del medio rural para poner el foco en los que «están funcionando de manera ilegal, sin pagar impuestos y haciendo correr riesgos a los turistas que van a esos alojamientos».