Cristo Resucitado se reencuentra con su madre, la Virgen de la Alegría

Poco a poco el cielo se fue despejando, dejando aparecer tímidamente los rayos de sol, que parecían intuir el acto tan emotivo que se iba a producir. Tanto fieles como turistas se acercaron para presenciar el encuentro entre el Cristo Resucitado y la Virgen de la Alegría.Desde lejos se oía el retumbar de los tambores y el sonido de las trompetas, anunciando la llegada de ambos a la plaza del Rey San Fernando.Ahí se encontraron para celebrar el Júbilo Pascual, arrancando el aplauso de los asistentes. El Aleluya de Haendel se oía por los altavoces, celebrando, como debe ser, este momento tan emocionante, al que le sucedió la danza del santo.Fidel Herráez -quien ha vivido su primera Semana Santa como arzobispo de Burgos- quiso compartir su sentimiento de alegría, recordando que «es el domingo de domingos, en el que todo tiene sentido». También su deseo de paz hacia todos y su recomendación para que lo que se celebre en la fe se lleve a la vida de cada día, «que nuestra fe se transforme en obras”»Tras felicitar las pascuas, bendijo todos los presentes y a la ciudad, no sin antes desear que fuéramos felices y que colaborásemos para que otros también lo fueran. Finalmente grupos de baile interpretaron danzas castellanas en honor al Cristo y a la Virgen. Entre vítores y aplausos los pasos se despidieron para volver a sus respectivas iglesias.