Un pedacito de Galicia en Burgos

El Centro Galego de Burgos comenzó su andadura hace ya 21 años. De hecho, el año pasado celebraron su veinte aniversario como es debido, realizando dos conciertos benéficos a favor del Banco de Alimentos de Burgos. La idea partió de Mª del Carmen Rodríguez y de su padre Victoriano, dos gallegos que emigraron a Burgos. En el año 1995 buscaron una sede -que a día de hoy sigue siendo la misma- a la que un par de años después le incluirían un pequeño bar. El objetivo principal de crear el centro fue juntar a la gente de Galicia que vivía en Burgos y dar a conocer su tierra. Una de las primeras actividades que hicieron de cara al público para los burgaleses fue el magosto, en el año 1996. Esta tradición, típica de algunas zonas del norte de España, incluida Galicia, se celebra cerca del día de San Martín, a principios de noviembre, y en la que se hace una hoguera y se asan las castañas que se recogen en el monte. Tuvieron que adaptarlo a la ciudad y montaron unos asadores justo delante del centro gallego, en plena calle, donde asaron las castañas que compartieron con todo el que se acercó, amenizados por su grupo de gaitas y percusión. Como cuenta orgulloso Ángel Ferreiro, el actual presidente del centro gallego de Burgos, este grupo es el que mejor representa a su asociación, «empezamos siendo 4 personas y ahora somos 30». Aunque Ángel es burgalés de nacimiento, es hijo y nieto de gallegos y desde muy pequeño aprendió a valorar y a querer Galicia y sus costumbres. Por eso, en el año 2003 se presentó como candidato a la presidencia, con apenas 25 años. En la asociación hay dos tipos de socios, los gallegos como tal, sus hijos, nietos y cónyuges, y el resto de usuarios. En la actualidad cuentan con 414 socios, de los cuales hay una mayoría que son gallegos o hijos o nietos de gallegos, 234, frente a los 180 restantes que no tienen vinculación de sangre con Galicia. Hay mucha gente que se hace socio porque le gusta Galicia aunque no sea de allí y quieren conocerla o están interesados en las actividades que hace el centro. De hecho tuvieron una época en la que los socios que no eran gallegos estaban limitados a un tanto por ciento. A día de hoy admiten a cualquier persona sea de donde sea. Además de dar a conocer todo aquello que tenga alguna vinculación con Galicia, intentan hermanarlo de alguna manera con Burgos o con Castilla. El año pasado juntaron al Orfeón burgalés con su grupo de gaitas y en alguna ocasión se han unido con la escuela municipal de dulzaina el día que celebran el magosto. «Que la gente conozca Galicia en todos sus aspectos, pero que también los gallegos conozcan Burgos». Participan en San Lesmes, en el pasacalles que organiza el ayuntamiento hasta la iglesia de San Lesmes, con sus trajes regionales, igual que el resto de asociaciones de la ciudad. También en San Pedro van a la ofrenda de flores y el día del burgalés ausente preparan pulpo gallego.

A lo largo de los años han llevado a cabo varias iniciativas, como cursos de gallego o talleres de cocina. Pero sin duda son las clases de gaita y percusión una de las actividades más relevantes y la que ha perdurado desde el principio. Su grupo se creó de una forma más seria en el 2009 y se llama Foles e Ferreñas. «Tenemos profesores que semanalmente dan sus clases y el que quiere pasa al grupo». Por otra parte están las excursiones. Cada año buscan una zona de Galicia para que la gente la conozca. Dentro de poco se van a Ferrolterra. A eso quieren unir la idea de empezar a visitar los lugares más cercanos por los que transcurre el Camino de Santiago, «es un vínculo muy importante que hay entre Galicia y Burgos y queremos que la gente empiece a conocerlo más». Entre sus días más importantes están el ‘Día das Letras Galegas’, que desde hace dos años lo están vinculando al día de la noche blanca, y el de Santiago Apóstol .

La asociación cuenta con el apoyo sobre todo de la Xunta de Galicia a través de la secretaría Xeral de emigración y en muchos casos del Ayuntamiento de Burgos. Ángel este año se marcha a La Habana a finales de mayo, a participar en el undécimo consejo de comunidades gallegas en castellano, que es un órgano de consulta que tiene la propia Xunta. Allí se hablará de la integración de los jóvenes y de la mujer en los órganos directivos de los centros gallegos, «lo normal no es encontrar a un presidente de mi edad».

Ahora mismo están intentando buscar la vía para que los nuevos socios sean más jóvenes. Por eso están potenciando su grupo, que es lo que puede llamar más la atención a la gente de menos edad, colaborando con el Festival del WIM de Frías o con el Babieca Folk. «Se trata de que les atraiga». Y lo están consiguiendo, «el número de socios crece en edades más jóvenes, es bueno porque es lo que nos puede garantizar un futuro».