El Correo de Burgos

MUNICIPAL / MEDIO AMBIENTE

El cambio climático y las plagas son las amenazas del Cinturón Verde

El Plan de Gestión de las zonas arboladas de la ciudad busca soluciones para los próximos 15 años y, entre ellas, estudia ampliar las especies arbóreas más allá de las coníferas

Vista de la ciudad de Burgos y al fondo el cerro de San Miguel, una de las zonas arboladas que integran el Cinturón Verde más forestal.

Vista de la ciudad de Burgos y al fondo el cerro de San Miguel, una de las zonas arboladas que integran el Cinturón Verde más forestal.

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N. E. BURGOS
Burgos

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El Plan de Gestión del Cinturón Verde de la capital tratará de responder a las consecuencias que el cambio climático puede tener sobre la masa forestal. La intención es modelizar sobre el escenario más desfavorable y, a la vez, adaptarse a las circunstancias que puedan sobrevenir como plagas, incendios y las consecuencias de las inclemencias meteorológicas como los vendavales.

La concejal del área Carolina Blasco explica que el Ayuntamiento está realizando un Plan de Gestión del Cinturón Verde con un horizonte temporal de 15 años con el objetivo de garantizar la conservación de estas zonas para que los vecinos puedan seguir disfrutando de los importantes servicios ambientales.

El trabajo que se está realizando desde esta área del Ayuntamiento es consciente de la alarma social que está generando la plaga de la procesionaria en los últimos años, muy relacionado con el cambio climático. Las superficies de coníferas son las más afectadas y cada vez en mayor medida, como apuntan los técnicos.

En este sentido, opinan que se pone de manifiesto el efecto que tiene un ligero aumento de las temperaturas medias de verano y la prolongación del periodo estival en la proliferación de la mariposa de la procesionaria sobre las especies de pinos. «Muchas de ellas, fundamentalmente el pinus sylvestris y Pinus nigra, parece que se encuentran fuera de estación (son especies de climas frescos y se adaptan mal a las crecientes sequías estivales), por lo que son sumamente susceptibles de sufrir fuertes daños por la procesionaria», explican desde Medio Ambiente, a la vez que añaden que una vez debilitados son víctimas propicias para otras enfermedades que acaban matándolos.

En la búsqueda de soluciones, consideran que se debe optar por tratamientos integrados para huir de los envenenamientos masivos que sufrían los bosques hace medio siglo. De esta manera, se está estudiando más ir en la línea de ir modificando la composición específica de las masas, sustituyendo los pinos por otras especies. Esta vía de ampliar el elenco de árboles que formen el cinturón verde «puede ser una defensa contra otra plaga que ya amenaza el suroeste de la Comunidad Autónoma y que es el nematodo del pino». En unos años, podría llegar también a la provincia de Burgos y los efectos de esta plaga son más devastadores que los de la procesionaria y su avance puede ser favorecido por las predicciones del cambio climático.

Diversificación

Los técnicos de Medio Ambiente consideran que diversificar las masas forestales es un objetivo «conforme a los postulados más clásicos de las repoblaciones forestales, antes de la Guerra Civil, que partían de una concepción mucho más cercano a la ecología que a la eficiciencia tecnológica que alimentó la gran política reforestadora del régimen franquista. Así, el ingeniero forestal del Ayuntamiento indica que muchos de los criterios de gestión selvícola, que maximizan el objetivo de la producción de madera, no contabilizan el resto de servicios ambientales, tienen un origen germánico que, a veces, se adapta mal al clima y los suelos mediterráneos y aún subyacen en el manejo de muchas masas forestales dedicadas principalmente a mantener el sector de la madera.Esta orientación es oportuna y necesaria en determinados enclaves rurales de la provincia, en la zona más húmeda, pero necesitan ser analizados para las masas forestales que rodean la ciudad.

Las dificultades técnicas que se encuentran en la elaboración del plan de gestión y a la hora de decidir los tratamientos es que la inmensa mayoría de los pinares, tanto los maduros como los jóvenes, están incluidos en el consorcio forestal que el Ayuntamiento mantiene con la Junta desde 1963. La administración regional es la entidad gestora del consorcio y la competente en sanidad forestal y, en consecuencia, aborda el tratamiento de las plagas cuando sus protocolos de control lo determinan. De esta manera, reflejan que ni elAyuntamiento ni ningún propietario forestal pueden atacar independiente y eficientemente la plaga de la procesionaria de forma aislada, salvo en los jardines de la ciudad que sí actúan desde el municipio.

Por tanto, la opinión de los técnicos municipales es que es sumamente complicado eliminar la plaga y, mientras la administración competente encuentra una solución a gran escala, los propietarios forestales sólo pueden ir acostumbrándose a convivir con ella o ir modificando sus masas forestales hacia una mayor biodiversidad.La revisión cartográfica varía la superficie en 210 hectáreas

La revisión de la cartografía de las 2.003,84 hectáreas que forman el cinturón verde ha sido el arranque de la elaboración del Plan de Gestión del Cinturón Verde. De esta superficie 259,42 hectáreas tienen carácter urbano pues lo forman los parques del Castillo y de Fuentes Blancas, entre otros.Desde el área municipal de Medio Ambiente indican que, aproximadamente, la mitad de la superficie está cubierta por árboles en su mayoría pinos, que requieren un manejo forestal cuidadoso puesto que se trata de una más sometida a un uso recreativo intensivo y cuyo objetivo actual dejó de ser el que la origino: la producción de madera para la venta. Hay otra parte del Cinturón Verde, que no es estrictamente forestal, como lo son el humedal de Fuentes Blancas, las riberas de los ríos y arroyos, las zonas de pastos e incluso los campos de cereal.

En la primera fase de revisión cartográfica se ha partido de varias fuentes, pero fundamentalmente del Plan General del Ordenación Urbana del año 2014 y de los datos facilitados por la Junta, que tiene su origen en el contrato de repoblación forestal. Desde elAyuntamiento explican que ha sido una tarea compleja, así se aprobó en diciembre de 2015 y se identificaron 6.507 unidades de trabajo en suelo rústico y 210 en suelo urbano. Tras las revisiones y correcciones, en abril de 2016, la base de datos está constituida por 5.878 unidades de suelo rústico y 191 de suelo urbano. «Esto demuestra que la cartografía urbana se ha mantenido más actualizada que la de suelo rústico, en la cual se están depurando errores procedentes de los planos realizados sobre las plantaciones de la época del alcalde Mariano Jaquotot», explican los servicios técnicos. Así, añaden que la revisión que ha realizado la Junta respecto al consorcio forestal ha arrojado una diferencia de 210 hectáreas entre la cartografía facilitada al inicio y la aportada este pasado mes de abril. El Plan de Gestión definirá ahora las propuestas realizadas para los próximos 15 años en cada una de las 6.069 unidades de trabajo en las que, finalmente, ha quedado dividido el Cinturón Verde.

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