La palabra se hace Honoris Causa

Mario Vargas Llosa e Iñaki Gabilondo, maestros de la palabra, del ingenio y de la libertad de expresión, están ya ligados para siempre a la Universidad de Burgos. La Institución Académica incorpora a su claustro a «dos buscadores de la verdad», en palabras del rector Manuel Pérez Mateos, al investirles como doctores Honoris Causa.

El solemne acto transcurrió en un Aula Magna, repleta de invitados, ansiosos por escuchar a ambos oradores. Por ver de cerca al autor de obras como La fiesta del Chivo y La ciudad y los perros, entre varias decenas más, y por encontrarse con el periodista que ha narrado los más importantes acontecimientos de los últimos años, ligado a la Cadena Ser y también a distintos canales de televisión en su andadura profesional.

Sus trayectorias se encontraron ayer gracias a la Universidad de Burgos, pero ya se habían cruzado en más de una ocasión ya que Gabilondo ha entrevistado a Vargas Llosa en repetidas ocasiones. Los dos expresaron su admiración hacia el compañero con el que compartieron investidura, aunque Gabilondo quiso expresar que el protagonista con mayúsculas era el Premio Nobel de Literatura. «Yo estoy agazapado a su sombra», dijo.

El escritor y el periodista fueron propuestos para el máximo reconocimiento que otorga la universidad por la Facultad de Humanidades y Comunicación. Los profesores Carlos Pérez González e Isabel Menéndez fueron los padrinos de Vargas Llosa y de Gabilondo Pujol, respectivamente.

En la primera parte de la ceremonia tuvo lugar el ritual en latín en el que se entrega a los doctores el birrete laureado, el anillo, el libro de la sabiduría y el conocimiento, así como los guantes. Tras sentarse en la silla de la sabiduría, reciben el abrazo del rector y de las autoridades académicas que representa la bienvenida a la comunidad universitaria. En la mesa presidencial estuvieron el consejero de Educación de la Junta, Fernando Rey, así como los rectores de la universidades de Alicante y de León.

El profesor Carlos Pérez González, del departamento de Filología Latina, fue el encargado de transmitir a los asistentes la «grandeza de la obra literaria y la personalidad del genio universal» del escritor peruano, nacido en Arequipa en 1936. «Vargas Llosa contribuye decisivamente al panorama internacional de las letras desde su vocación universalista y su espíritu quijotesco», aseguró el docente, que versó sobre la faceta del novelista, del dramaturgo, del ensayista político y periodístico.

Por su parte, Isabel Menéndez Menéndez, coordinadora del Grado en Comunicación Audiovisual, destacó la «credibilidad» como una de las mayores cualidades del periodista nacido en San Sebastian en 1942. Para esta profesora, Gabilondo, «forma parte de un periodismo que, si no lo remediamos, está a punto de desaparecer». Así, recordó como en el libro ‘El fin de una época’, que firma Iñaki Gabilondo, reconoce que «este es un momento de tránsito marcado por la economía, las deudas de las empresas de comunicación y la precariedad laboral».

El rector de la UBU fue el encargado de cerrar el acto con el discurso conocido como gratulatoria, como se denomina en este tipo de ceremonias. Pérez Mateos agradeció al Nobel de Literatura el «universo de ficción» del que ha hecho partícipe a la sociedad con su extensa obra. Mientras que de Iñaki Gabilondo resaltó su capacidad de transmitir el análisis de la realidad social más inmediata. «Vuestra curiosidad y vuestra pasión es el motor que ha podido llevaros a utilizar de forma tan magistral la palabra como materia prima y herramienta», añadió.

El coro de la Universidad de Burgos tuvo su protagonismo durante la ceremonia cuando tras el discurso de Iñaki Gabilondo interpretó el tema Agur Jaunak, una canción en euskera repleta de sentimientos que se utiliza como saludo y despedida a un amigo. Mientras que a Mario Vargas Llosa, tras su intervención, le ofrendaron el poema hecho canción de Antonio Machado ‘Caminante no hay camino’. Así, las palabras hechas música volvieron a ser las protagonistas.