Unidos contra las reválidas

Aunque para buena parte del millar de estudiantes que ayer se concentraba alrededor del Teatro Principal era su primera protesta todos tenían claras las consignas: ‘La Lomce fuera de la escuela’, ‘Reválidas no’. Notan que el sistema les aprieta y no se resignan, de ahí que secundaran la convocatoria de huelga de la Coordinadora Estudiantil y, además, protagonizaran una de las movilizaciones más numerosas de los últimos tiempos.No obstante, el seguimiento del paro fue desigual. Según los datos de la Junta, la propuesta sí ‘triunfó’ en tercero y cuarto de ESO, con un 60% de ausencias, pero tuvo menor repercusión en Bachillerato, con un 45% y poco impacto en FP, con un 19%. Como suele ocurrir, el balance de los organizadores difería del recuento oficial y elevaba la respuesta en Secundaria a «masiva», con un 90% de seguimiento en los dos cursos citados.De vuelta a las razones de los que además de no ir a clase decidieron salir a protestar, cabe detenerse en las reválidas, el principal foco de crispación. Entre las nuevas aplicaciones de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, la conocida como Lomce, figura un nuevo examen global del que muchos apenas habían oído hablar hasta septiembre. Es el caso de Christian, que estudia tercero de Secundaria en el López de Mendoza. Se estrenaba en una manifestación y aseguraba no entender «por qué si los profesores hablan siempre de la constancia en el trabajo y de las tareas diarias se exige un examen final aunque hayamos aprobado los cursos de la ESO».Esta prueba suscita muchas dudas a padres y alumnos, una de ellas es qué va a pasar si el alumno aprueba el curso pero suspende la reválida. «Sería necesario que dieran opciones porque no puedes vincular tu trayectoria a un solo examen», comentaban los jóvenes a pie de calle. Tampoco entienden por ejemplo que un itinerario tecnológico impida cursar Filosofía. «Parece que no quieren que aprendamos a pensar», lamentan.Para la portavoz de la Coordinadora Estudiantil, Sorina Bogban, ésta fórmula de «rescatar las antiguas reválidas es una forma de segregación brutal al convertirse en una especie de barrera para que los estudiantes sigan avanzando en el sistema educativo».Bogban recordó que es la misma estrategia que se ha seguido en la educación superior con los grados de tres años y la obligación de cursar dos años de máster. «El decreto 3+2 supone una segregación por cuestiones económicas porque se realiza una dificultad de acceso a la formación que es económica porque te obligan a pagar un máster de dos años para terminar», destacó.La huelga contó con el apoyo del el sector de la Enseñanza de FeSP-UGT así como por Izquierda Unida y los padres a través de los movimientos de la Confederación de Federaciones de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado de Centros Públicos de Enseñanza de Castilla y León, así como de la Plataforma por la Escuela Pública, Laica y Gratuita de Burgos. Su portavoz, Isaac Marcos, se felicitaba por el seguimiento de la convocatoria y confiaba en que «ya que parece que el país va a tener Gobierno es el momento para escuchar a la comunidad educativa y plantear un gran pacto en el que se cuente con los docentes, pero también con los alumnos y con los padres, lo contrario, que es lo que se ha hecho hasta ahora, es una falta de respeto».