El Correo de Burgos

El traslado de parte de la Farmacia Militar a Madrid culminará en 2018

Se centrará desde entonces en productos que no sean medicamentos como fotoprotección o repelente de insectos

Las ministras Trinidad Jiménez y Carmen Chacón visitaron el centro de farmacia de la Defensa en plena crisis de la gripe A en 2009.-R. OCHOA

Las ministras Trinidad Jiménez y Carmen Chacón visitaron el centro de farmacia de la Defensa en plena crisis de la gripe A en 2009.-R. OCHOA

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L. B. / BURGOS
Burgos

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La transferencia de parte de la actividad del Centro Militar de Farmacia de Burgos a las instalaciones del municipio madrileño de Colmenar Viejo culminará en 2018. Así lo confirma el propio Ministerio de Defensa, al tiempo que precisa que, una vez finalice este proceso, las dependencias ubicadas en el paseo de Fuentecillas se dedicarán en exclusiva a elaborar productos no específicamente farmacéuticos.

Hasta entonces la producción no para y sus apenas 40 trabajadores restantes se aplican para cumplir con los pedidos que llegan desde los centros militares de todo el país de las principales referencias como son los, bucofaríngeos, ibuprofeno, crema fotoprotectora y sulfadiazina argéntica.

Este anuncio de la fecha de culminación del traslado confirma la intención ya apuntada en julio de 2011, cuando el Consejo de Ministros autorizaba la construcción de una nueva nave de producción del Centro Militar de Farmacia de la Defensa, por un importe superior a los 21 millones de euros, en la Base San Pedro de Colmenar Viejo, para concentrar la mayoría de las actuales instalaciones de Madrid, Burgos y Córdoba «en una fábrica, moderna, funcional, versátil en su ampliación y situada en un lugar que garantice su operatividad», tal y como explicaba entonces la referencia recogida en la página web de La Moncloa.

Si bien en aquel momento esta decisión se interpretó como la clausura de la dependencias locales, en funcionamiento desde 1948, el traslado -en el que, por cierto, se trabaja de forma efectiva desde el primer trimestre de 2014- afectará solo a las líneas de producción de formas farmacéuticas que tengan consideración de medicamentos.

Así, según indican desde el Ministerio de Defensa, «una vez realizada dicha transferencia, el centro de Burgos procederá, en principio, a la fabricación exclusiva de elaborados del petitorio de Farmacia Militar que no sean considerados medicamentos por imperativo legal de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios».

Entre otros productos, las mismas fuentes destacan que se fabricará crema fotoprotectora de alta montaña, crema dermoprotectora para climas hostiles y crema antitranspirante, «todos con importante aplicación logística en las misiones encomendadas a las Fuerzas Armadas», explican. A los citados se suman otros como repelente de insectos, solución de povidona yodada, crema de enmascaramiento, protector labial y depurador de agua para uso individual.

Comprimidos, al 40%

En la actualidad, el Centro Militar de Farmacia para la Defensa de Burgos cuenta, siempre según el relato del Ministerio, con los equipos necesarios para todas las fases del proceso de elaboración de formas semisólidas, que así se denominan las cremas y pomadas. Esta línea no ha variado en capacidad respecto al primer trimestre de 2014, cuando arrancó en la práctica una ‘mudanza’ progresiva que sí ha afectado a la producción de comprimidos: «Esta línea presenta una capacidad de procesado equivalente al 40% de la existente» hace casi tres años.

El proceso tiene por tanto impacto directo en los datos de actividad. El recuento de envases elaborados en las instalaciones burgalesas en 2014 y 2015 lo evidencia. Hace dos años, la suma de estos arrojaba un total de 1.371.597 anuales, frente a los 1.123.700 de 2015.

Lo cierto es que este descenso de casi 250.000 en un ejercicio -que supone una caída nada desdeñable del 18%- no se concentra en productos concretos. Si bien, por ejemplo, la producción de antigripales, ketoprofeno (antiinflamatorio) y vitamina A+D caían más que notablemente, otros como el magaldrato (antiácido) se disparaban a la vez que se incorporaban nuevos productos. Así, en 2015 Burgos ya no ‘trabajó’ con ciprofloxacino, dexclorfeniramina, diazepam, loperamida, piridostigmina, hidrocortisona, miconazol o vaselina, pero elaboró, a diferencia de en 2014, aspirina, bucofaríngeos, ibuprofeno, crema fotoprotectora y sulfadiazina argéntica.

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