El Correo de Burgos

XIX PASARELA DE LA MODA DE CASTILLA Y LEÓN

La vida como inspiración

La moda infantil prendía la chispa y diseños para una mujer alegre y urbana que no renuncia a la elegancia avivaban la llama

Di de Sant evocó un patio cordobés sobre la pasarela.-SANTI OTERO

Di de Sant evocó un patio cordobés sobre la pasarela.-SANTI OTERO

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L. B. / BURGOS
Burgos

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Los más pequeños abrían la ronda en la Pasarela de la Moda de Castilla y León. La norma no escrita se cumplía también en la decimonovena edición de la cita, la de su resurgir, y maniquíes menudos derrochaban simpatía, apuntaban maneras y lucían con garbo sus conjuntos. Un entregado público perdonaba cualquier atisbo de timidez y premiaba el desparpajo. Las miradas orgullosas, incluso algún saludo furtivo, delataban los vínculos familiares entre protagonistas y espectadores.TRASLUZ. Ante ellos desfilaba casi al completo la paleta de colores, no en vano la firma burgalesa Trasluz desplegó en el vestíbulo del Fórum Evolución todo su arsenal de otoño-invierno, con cuatro de las seis colecciones que en la actualidad tienen en venta, en las que domina, en consonancia con la filosofía de la empresa, el ‘total look’ -conjuntos completos coordinados- para todas las edades, hasta una preadolescencia en la que «ganamos modernidad sin perder el toque elegante, que es el valor de nuestra marca». Mantiene también sus emblemáticas faldas de volantes y plisados como seña de identidad, «nuestros best seller, que tienen un encanto especial». Trasluz se animaba a rematar el desfile inaugural con un avance de su propuesta para la primavera y el verano de 2017. Inspirada en la naturaleza y el agua, la colección de lo que vendrá se aproxima a la estética hippie «pero muy bien estructurada».ROSALITA. Rosalita Señoritas tomó el testigo sobre la pasarela. La marca infantil del grupo Textiles Montecid, dirigida a niñas de entre 3 y 12 años, mantuvo en alto esa chispa ya prendida y plantaba cara al termómetro exterior -que se dejaba notar en el interior- con estampados múltiples e infinitos colores en vestidos, faldas, camisas y abrigos. Idéntica vitalidad destila Rosalita McGee, la versión adulta, para mujeres de todas las edades que optan por la alegría como actitud. «Ese es el denominador común de todo lo que hacemos», detalló Julio Martín, para considerar que con la frescura e innovación de sus diseños aspiran a «diferenciarse» de la oferta de las grandes cadenas de moda, esas que copan el mercado.RAQUEL CASTAÑO. Y así, en suave transición, la chiribita inicial se transformó en llama viva del diseño regional, azuzada por cada uno de los ocho desfiles que daban forma a la primera jornada que, de paso, albergó dos estrenos, los de Raquel Castaño y My Lovely Pulpo, la marca de César González, novel premiado en 2003. La primera inundó de calidez la pasarela con su ‘artesanía’ inspirada en Marruecos, país al que recurre para empaparse de naturaleza, color, luz y brillo. Encantada por la oportunidad de mostrar sus creaciones en este foro, la diseñadora incidió en que son todas manufacturadas: «Trabajamos la lana fieltrada, un proceso muy laborioso en el que cada prenda exige 18 o 20 horas», señaló para poner en valor los detalles que salpican su ropa y sus complementos -gorros, guantes, paraguas...- también pintados a mano y que aportan la exclusividad por la que la marca quiere diferenciarse.MY LOVELY PULPO. Bien distinta es la mujer dibujada en la pasarela por César González. Su colección, Hierofanía se remonta al pasado más remoto, «aquel en el que cualquier objeto podía asociarse a lo sagrado». Y es que en ese punto se encuentra su trabajo «en principio muy de fiesta y contemporáneo» tras abrir su primera tienda «a pie de calle». Mezclar «ambos mundos» le ha llevado a idear a una propuesta urbana, ponible, versátil y «con un toque diferente», a modo de firma personal. En este afán, el diseñador combina y «da la vuelta» a tejidos clásicos y novedosos con los que define trajes desestructurados, eso sí, con la comodidad por bandera. Para demostrarlo los combinaba ayer con deportivas. «Sirven tanto para salir como para ir a trabajar», explicó.NATACHA ARRANZ ATELIER. De color azafrán impregnó el escenario la firma Natacha Arranz Atelier con Saffron, un homenaje cromático a las especias asiáticas. La delicadeza de sus prendas alimentada por gasas vaporosas y sedas se aliaba con el volumen del tafetán para presentar a una mujer elegante y refinada, de corto, sobre todo, o de largo, coronada siempre por tocados confeccionados a mano por la propia Arranz, a juego en esta ocasión con las veinte piezas que pasearon su nombre ayer por el Fórum Evolución.DI DE SANT. Acostumbra a revolucionar la pasarela y ayer no falló. Gipsy, que así se llama la colección de la firma leonesa Di de Sant para la primavera-verano 2017, se prestaba a ello. Inspirada en el mundo gitano cubrió a las modelos de volantes, encajes y estampados de azulejos y flores, muchas flores. También las colocó en escena para evocar un patio cordobés que arropó a la modelo y bailarina de aquella tierra que bailó por Camarón como broche. Antes, los vestidos largos de satén y mucha caída daban paso «a tejidos con más cuerpo salpicados de volantes, que a su vez cedían la pasarela al negro en gasa, satén, muselina y encaje, combinados para crear textura», precisaba el diseñador Santiago García. Servía de preludio este desfile al espectáculo con el que la firma celebrará su treinta aniversario el próximo año.ÁNGEL IGLESIAS. La marca zamorana regresaba ayer tras varias ediciones ausente. Fiel a su empeño por «embellecer» a la mujer, Ángel Iglesias apostaba por el volumen con un homenaje a la moda de los años 50, en particular, «a las ideas de Christian Dior», con prendas consagradas a resaltar la figura femenina, «marcando cintura de avispa y con faldas amplias, con vuelo, en tejidos rígidos». Como novedad, elegía colores fuertes «y muy mezclados».

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