"La gran revolución pendiente es la coherencia y la pequeña, la amabilidad"

Pregunta- ¡A las barricadas! ¡A las barricadas! ¿Hay motivos?

Respuesta- Sí, sí, no faltan motivos. La única forma de cambiar el mundo es ir a las barricadas, que pueden ser físicas o intelectuales. Hay que impedir que este sistema depredador siga llevándonos al precipicio y la única forma es ponernos enfrente de él.

P.- ¿Qué tiene la General que le falta a la Nacional?

R.- General es algo más amplio, Nacional es un término territorial, con una serie de connotaciones, ya sea con Estado o sin él.

P.- ¿Quién tiene presa a la libertad?

R.- Los bancos, fundamentalmente. No solo a la libertad en general, sino también a la prensa.

P.- ¿La lucha de clases se hace ahora con más clase?

R.- No, debería, pero nos han llegado a convencer de que no somos clase obrera. Si preguntas por ahí te dirán que son clase media o, en todo caso, alguno que está muy mal dirá que es pobre, pero nadie se reconoce como una clase que existe, queramos o no. Y para poder defender con clase y dignidad una condición tienes que ser consciente de que lo eres, si no es muy difícil.

P.- ¿Por qué cuesta tomar consciencia de ello?

R.- Es una cuestión mediática, se nos ha dicho que ya no existe como tal, que la lucha de clases ha desaparecido, es un discurso que de tanto repetirlo se llega a interiorizar y después el acceso al consumo nos sitúa ahí. Nos han hecho creer que no somos trabajadores, sino operarios, empleados...

P.- ¿Entre eufemismos anda el juego?

R.- El lenguaje es un arma utilizada por el sistema y se emplea ahora mucho más. No llamar a las cosas por su nombre o darlas la vuelta.

P.- Con reputación de conciliador, su negociación más dura la libró...

R.- ¡Muchas! Si nos centramos a nivel laboral, las más duras son en las que te juegas los puestos de trabajo de la gente. El problema no es el tono respecto a la otra parte, pueden ser muy amables en el sentido personal, pero cuando te enfrentas a la pérdida de empleo como puede ocurrir en los conflictos colectivos... La negociación más dura es la que sale bien.

P.- Su «primer trabajo formal fue de soldador». ¿Qué fracturas de la sociedad aún se pueden soldar?

R.- Todas. Hay cuestiones que van cambiando. Por ejemplo, la de la igualdad de derechos, oportunidades y de género es fundamental y ahora lo están interiorizando las organizaciones, además de las personas.La mujer va a hacer posible que el poder deje de tener ese sentido que tiene ahora de opresión. Otra línea es reforzar los lazos de comunidad, sea familia, vecinos, amigos o pueblos. Y no se me olvida la soberanía alimentaria ni la defensa de la Tierra, entender que el mundo no se ha puesto a nuestra disposición, que debemos dejarlo mejor de lo que lo hemos recibido.

P.- ¿Se compró un tractor porque es la forma más barata de tener descapotable?

R.- ¡No es descapotable! Era la forma más fácil de poder trabajar la tierra dadas las dificultades, incluso desconocimiento y pérdida, de la cultura de usar los animales, que sería lo más bonito e ideal.

P.- ¿Qué sembró y nunca germinó?

R.- La utopía. Estamos sembrando utopías y entendemos que quizás nunca germinen, es algo que plantas para seguir el camino.

P.- ¿Qué político tiene miga?

R.- El que no tiene poder. No sé si hay alguno. Seguro que sí.

P.- No lo ha conocido todavía...

R.- Sí, puedo conocerlos, concejales y alcaldes de pueblo que trabajan por la comunidad.

P.- De pueblo en pueblo con un proyector de cine, ¿qué película vio?

R.- No veíamos las películas, estábamos más atentos a que no se quemasen. Viajamos por toda la provincia de Burgos. Fue de lo más bohemio. Íbamos en un Land Rover con el proyector, llegábamos a la plaza del pueblo, poníamos una sábana... ¿Película simbólica? Causaba risas Bienvenido Mr.Marshall.

P.- ¿Qué tiene Néstor Cerezo de El graduado?

R.- Nada, nada. Lo mío es otro tipo de graduado. Cuando empecé la carrera no dependía del Ministerio de Educación, sino del de Trabajo.

P.- Se sintió José Luis López Vázquez cuándo...

R.- ¿Encerrado? El poco tiempo que pude estar en Madrid trabajando. Rechazo las grandes ciudades porque me siento encerrado.

P.- Si le hablo de una cabina roja...

R.- Ah, eso fue un comentario que, por fortuna, con el tiempo hemos sido capaces de darle la vuelta. Fueron unas declaraciones que cuestionaban que nos dieran estos locales porque decían que cabíamos en una cabina telefónica. Por suerte hemos demostrado que ahora mismo necesitamos más de una.

P.- Su fama de cocinillas le precede. ¿Se ha dejado llevar por la moda de los fogones o es convicción?

R.- Yo cocino en casa de siempre y luego tenemos un grupo de amigos que desde hace treinta y tantos años nos juntamos a preparar la comida y comer. Lo único que teníamos entonces como guía, aparte de las recetas de Simone Ortega, era el librito de Karlos Arguiñano que regalaba la Caja. Era nuestro maestro. Pero estas modas están bien, sin pasarse y sin confundirlo con la competitividad. La cocina es donde se fraguan las grandes ideas y amistades. Unos buenos huevos fritos con chorizo bien hechos no necesitan ningún tipo de concurso. Aunque hay que saber hacerlos...

P.- ¿Cómo se le dan?

R.- Bien, bien. Un huevo frito es de lo más digno de la cocina y hay pocas cosas tan superiores como unas patatas a la riojana, un plato popular, barato y bueno.

P.- ¿No hay pan para tanto chorizo?

R.- Si el pan estuviera bien repartido sobraría para todo el mundo.

P.- ¿Está el anarquismo en peligro de extinción o más que vivo que nunca?

R.- Está en un periodo de evolución. Es una ideología muy heterogénea y heterodoxa y ahora está en un momento de reflexión con movimientos como el 15M o internacionales como la situación de cambio radical en el Kurdistán o Chiapas, que cogen cuestiones básicas como la participación, la horizontalidad, la igualdad, lo común frente a la privado, aunque no se denominen anarquismo. No hace falta que se llamen así para que lo sean.

P.- Dejará de calarse su boina el día que...

R.- Me crezca el pelo.

P.- La gran revolución pendiente es...

R.- La coherencia. La personal da lugar a la colectiva.Si alguien se siente clase obrera que sea coherente con esa condición, si alguien se siente oprimido que sepa que lo es porque él lo permite...

P.- ¿Y la pequeña?

R.- La amabilidad. Ese buenos días, ese saludarse...

P.- ¿El sol volverá a salir mañana?

R.- Nunca se ha puesto, por suerte.