El Correo de Burgos

LA ESPUELA / MARTA NEGRO, directora del Museo de Burgos

«Hago maratones de 'El Señor de los Anillos' con palomitas. Soy muy friqui»

Bilbaína del 58, estudió Filosofía e Historia en Deusto y se especializó en Arqueología en Valladolid. Le gusta presumir de ser la primera veraneanta de Castrojeriz. Allí conoció a su marido -«es un ligue de verano»- y allí sueña con plantar manzanos a la vera del Camino. A ‘palacio’ llegó la primera vez como becaria, desde 1986 con plaza y desde 2009 con cargo. Mujer de mil y una pasiones, le encanta la repostería, la ciencia ficción, viajar sin lugar a la improvisación...

Marta Negro-RAÚL G. OCHOA

Marta Negro-RAÚL G. OCHOA

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Pregunta- Si uno de Bilbao nace donde quiere, una...

Respuesta- Donde le da la mismísima gana.

P.- ¿Las cosas en palacio van despacio y en las casas de Miranda e Íñigo Angulo?

R.- Van como en palacio, pero más despacio.

P.- Necesitan un acelerante...

R.- Un acelerante sería que por fin España pueda decir que ha salido de la crisis y el mundo de la cultura tiene la importancia que debe.

P.- ¿Qué diría la becaria que entró por esa puerta hace treinta años de doña Marta ‘la temible’?

R.- ¡Coño! ¡Pero qué hago aquí!

P.- ¿Qué historia de ciencia ficción vive el Museo de Burgos?

R.- Creo que es más una historia de caballeros y dragones, Dragones y mazmorras.

P.- ¿También de princesas?

R.- Ojalá sí, a mí las princesas son las que más me gustan, sobre todo las que están dormidas.

P.- ¿Y las cenicientas?

R.- Por desgracia creo que el Museo de Burgos está lleno, pero las cenicientas somos mujeres luchadoras que saldremos adelante. Nos casamos con el príncipe, luego sí lo conseguimos.

P.- ¿Quién es la madrastra del cuento?

R.- Probablemente yo. Los cuernos de Maléfica me apasionan. Quizás es de las figuras que más me gustan. Es fantástica y, ojo, es buena.

P.- ¿Con qué ojitos mira al Museo de la Evolución Humana?

R.- Con buenos ojos, con los mejores que puedo.

P.- Pensaba que eran hermanos a lo Caín y Abel...

R.- Intentamos tenernos cariño y nos queremos. Al fin y a la postre ellos están enseñando un trocito de nuestra historia y nosotros toda. Nos complementamos.

P.- ¿En qué batalla se dejó uñas y dientes?

R.- En muchas. Me han partido los dientes en muchas batallas por el patrimonio. Intentar defender una piedra es muy difícil. Defender la Catedral de Burgos es fácil, no hay ni que hacerlo, pero una piedra abandonada de una vía romana que está peleándose con una autovía o un trozo de muralla que lucha contra las promociones inmobiliarias, ahí sí te parten la cara.

P.- ¿Qué guerra dio por perdida?

R.- Muchas. Mi historia no es de batallas ganadas. En el patrimonio y en la cultura generalmente son derrotas.

P.- ¿Cuándo fue políticamente correcta?

R.- Lo intento todo el rato. Pero soy muy bocazas.

P.- Los paños calientes para cuando está enferma...

R.- Efectivamente.Para defender las cosas hay que pelearse con todo lo que se tiene y si es con los dientes pues los dejo.

P.- ‘Es mío, solo mío... mi tesoro’. Gollum dixit en El Señor de los Anillos ¿Cuál es el suyo?

R.- Mi tesoro es el Museo de Burgos, por supuesto. Es mi tesoro, sí, sí, sí... (Se ríe). Nunca lo había visto así.

P.- ¿Le gustaría compartirlo más?

R.- A mí me gusta que la gente se divierta, conozca lo que es suyo y lo disfrute. Vamos por ahí de viaje y parece que llevamos un carné como el del Camino de Santiago donde ponemos un sello: Museo de Berlín, Louvre, Museo de Albacete, de Murcia... Y es fantástico. Lo que peor me sienta es cuando pregunto a un burgalés por el Museo de Burgos y me mandan al de Marceliano Santa María. No nos conoce nadie. Yo voy por el mundo poniendo y quitando puntos. Cuando me dicen ‘no conozco el Museo de Burgos’, un punto menos. No sirve de nada, pero bueno.

P.- Se convertiría en una ladrona de guante blanco para robar qué pieza...

R.- Cada vez que voy a un museo o una exposición elijo la pieza que voy a robar. Son tantas que no puedo decantarme.

P.- ¿Y del Museo de Burgos?

R.- Me llevaría, para que no se note mucho, una pequeña escultura del siglo XV, una Santa Casilda flamenca, fantástica, aunque por robar, robaría el frontal de Silos...

P.- ¿Y se ha atrevido alguna vez?

R.- ¿A robar? Todos hemos tenido 14 años en El Corte Inglés.

P.- ¿Cruzaría una puerta del Ministerio del Tiempo para vivir qué momento histórico?

R.- Todos, todos, todos. Pero probablemente me pondría de consejera de la Católica. Es el momento en el que se establecen las bases del imperio español, del futuro, no hubiera permitido muchas cosas que hizo. También me iba con los de Atapuerca a pelearme con un rinoceronte.Sería feliz en cualquier momento.

R.- ¿Y del futuro?

P.- Soy una apasionada de la ciencia ficción y estoy convencida de que vamos a llegar a Blade Runner. Me moriré con la pena de no ver que los coches vuelan o que nos podemos teletransportar. Soy muy de El Señor de los Anillos, hago maratones con palomitas, la habré visto 40 veces, me sé los diálogos, y deJuego de tronos. Soy muy friqui.

P.- ¡Quién lo diría!

R.- Para dedicarme a lo mío hay que ser un poco friqui. Hay que ver más allá de la piedra y de un trozo de cerámica o un hueso. Hay que tener imaginación y verlo colocado en su sitio y utilizado por la gente que lo usó. Ahí se coge la dimensión y el valor cultural. Si no eres capaz de extrapolar y saber cómo vivían en las cuevas y cómo se pegaban con las hienas para comer la presa que habían matado... La imaginación al poder.

P.- ¿Cuándo empezó a ser Marta ‘La bizcochera’?

R.- Desde que tengo 14 años. En mi casa ya me prohibieron hacer bizcochos de lo que engordaba la gente. Desde que tengo uso de razón me he dedicado al bizcocheo.

P.- Su versión más dulce sin tener un huevo en la mano la vieron...

R.- Supongo que mis hijos la habrán visto. Espero. Mi marido igual dice que no (se ríe).

P.- ¿Qué monstruo la posee recién levantada?

R.- (Se ríe). A mí no se me puede hablar si no me he tomado un café, soy el monstruo de las galletas, te puedo sacar un ojo. Tengo muy mala leche.

P.- Señora Negro, ¿de qué color ve el presente?

R.- Le veo bien, de un azul cielo y un verde esperanzador. Puede que los peores momentos los hayamos pasado y tengo mucha esperanza en la gente y en que vamos a ser cada vez más educados.

P.- ¿Su sueño de poner un manzano en Castrojeriz es por tener cerca el árbol de la ciencia o la fruta prohibida?

R.- La fruta prohibida, por supuesto. Voy a poner unos manzanos fantásticos en el Camino de Santiago. Nacerán unas manzanas santas y, además, están cerca de un yacimiento romano. Lo tengo todo para triunfar.

P.- ¿Y a quién invitará cuando monte una bacanal?

R.- A Brad Pitt, que está ahora libre. Una vez estaba en un vaporetto en Venecia y se cruzó una lancha en la que iba Harrison Ford, me subí al borde y le grité ‘Harrison, estoy aquí’ con mis hijos muertos de la vergüenza. Pero es que jamás en la vida me iba a volver a cruzar con él y habré visto cuarenta mil veces La guerra de las galaxias.

P.- Compartiría un café con...

R.- Con cualquiera que me diera una conversación sobre mis temas favoritos. Por ejemplo, soy muy comiquera.Yo vengo de los años sesenta, de la época hippy, hay que tener en cuenta los orígenes de cada cual.

P.- ¿Fue hippy?

R.- Un poco, sí.

P.- ¿Una hippy de Bilbao?

R.- Que vale por dos.

P.- ¿Con quién tiene un pasodoble pendiente?

R.- Solo he bailado bien bailado un pasodoble y fue con una de las personas que, según me han dicho, lo baila fantástico que es el actual delegado territorial, Baudilio Fernández Mardomingo. Fue hace mucho tiempo, cuando él era veterinario, amigo de la cuadrilla.

P.- ¿Es más de Paquito El Chocolatero?

R.- Yo soy de las verbenas de pueblo. Melgar, Astudillo, Villadiego. En mi época eran fabulosas. No faltaba a ninguna. Ahora son mis sobrinas pequeñas las que siguen la tradición familiar.

P.- Si le digo que vayamos a dar una vuelta...

R.- ¿Adónde? Siempre pregunto adónde. Nunca voy sin saberlo. Salir sin rumbo no me gusta, igual cuando viajo, me gusta ir con todo planificado.

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