«Las bodegas jugaron un papel importante en la defensa de Aranda»

Pregunta- Cantautor, poeta, lector empedernido. ¿Cómo se define?

Respuesta- Soy una caja de sorpresas (ríe)… En primer lugar poeta pero también cantante, bohemio y sociólogo por la Universidad de Lovaina.P.- Dicen que no conoce el aburrimiento.

R.- Aburrirse es de necios.P.- En más de tres décadas al frente de la biblioteca ha logrado recopilar hasta 100.000 ejemplares y no siempre ha sido fácil. Su defensa del patrimonio le ha costado más de un disgusto.

R.- Ojalá que no hubiesen ocurrido ciertas cosas pero creo que ha sido una batalla digna de afrontar.P.- En una de esas batallas decía que si se destruye el patrimonio de la ciudad perdemos una parte importante de nosotros mismos. Buena filosofía.

R.- Es una gran verdad. Como sociólogo creo que Aranda no ha asimilado el paso de una ciudad con carácter rural a una sociedad industrial; no ha sabido engarzar ambos mundos y como resultado de una industria que entró a saco, comenzó la destrucción de nuestro patrimonio.P.- Poco queda ya de su amada Venecia de Castilla.

R.- Recuerdo en mi infancia una Aranda bellísima, con palacios, sus ríos y sus aguas como el lavadero del siglo XVIII junto a la fuente de Fuenteminaya, que se destruyó; el de Costanilla, todo en piedra, o el palacio donde se encuentra hoy Basilio Criado. La no armonía entre la sociedad rural e industrial produce un desarrollo rapidísimo con una destrucción considerable.P.- Otro ejemplo es a su entender la plaza de toros.

R.- La antigua plaza estaba muy bien. Era una plaza coqueta a la medida de un pueblo como Aranda y lamentablemente representa otro ejemplo de destrucción por una venta torticera.P.- Nos quedan al menos las bodegas subterráneas…

R.- Es un patrimonio fantástico. En el libro de Javier Iglesia Viñedo, vino y bodegas subterráneas de Aranda decía en el prólogo, ‘que nadie intente pisar donde no debe. El infierno de la insensata destrucción es urgente alejarlo de nuestras mágicas bodegas. Pues para vivir, cantar y amar la vida tenemos que seguir respirando por nuestras propias zarceras’. Mantengo cada palabra.

Aunque Javier Iglesia no comparte mi opinión, a mi juicio se hicieron como sistema defensivo primero contra el Sarraceno y luego se dio lugar a las bodegas. Yo nací en la plaza del Trigo y en la bodega aparecieron bayonetas de la época de Napoleón. Sinceramente creo que jugaron un papel muy importante en la defensa del pueblo de Aranda en la frontera del Duero.P.- ¿Qué opinión tiene de la declaración BIC que ha otorgado la Junta de Castilla y León en contra de la opinión de las peñas?

R.- Un control patrimonial es necesario pero tenían que haber consultado antes con las peñas.P.- ¿Se podrá recuperar algún día la conexión entre las bodegas?

R.- Están conectadas por el sistema de aireación pero será difícil porque muchas se han destruido. Cuando era pequeño, con mi cuadrilla de amigos pasábamos las tardes de una a otra y era una maravilla.P.- ¿Falta voluntad?

R.- Por supuesto, sobre todo política. Un Ayuntamiento con tanta disparidad de opiniones debería dejar los partidismos a un lado y fusionarse todos en una lucha común para sacar adelante a Aranda.P.- ¿Vivimos muy deprisa?

R.- Demasiado, hasta el punto que no queda tiempo para la reflexión y el enriquecimiento del mundo interior. Como decía Kandinsky, "el hombre es hombre por su resonancia interior pero hay mucho ruido".P.- ¿Cómo comenzó la historia de la biblioteca?

R.- Un día de invierno de 1977 cuando en la calle Isilla me paró José Eugenio Romera Pascual (alcalde) para decirme que había comprado una cosa que tenía que ver. Fuimos a las Francesas y allí descubrí una biblioteca magnífica (la del salón de recreo de Burgos que tenía su sede en el Teatro Principal). Me quedé enamorado. Me propuso catalogarla y acepté. Eugenio tuvo una visión fantástica dado que solo una enciclopedia costaba la mitad de los 3.200.000 pesetas que pagó. Rindo desde aquí un homenaje.

Luego llegó la apertura en 1985. Era maravillosa pero solo había libros antiguos y ninguno moderno así que comencé por llevar en bici los libros de mi biblioteca personal para hacer préstamos. Poco a poco fui consiguiendo libros de la Junta e intentando convencer a los políticos de un proyecto que aunque algunos pensaban ubicar en la Casa de las Bolas yo tenía muy claro que la biblioteca de Aranda tenía que ser grande. La lucha fue incesante no solo por los políticos, también por los comerciantes de la zona que querían un aparcamiento. Hoy tenemos una de las mejores bibliotecas de Castilla y León y del país.P.- En su legado destaca la creación de La Biblioteca, una revista que comenzó en 1986 para acercar a los usuarios la biblioteca y que se ha convertido en una colección imprescindible de fondos bibliográficos de la historia local.

R.- Empezamos sin presupuesto pero con el convencimiento de la riqueza patrimonial. Hoy es un referente nacional e internacional.P.- No se llega a la historia universal más que a través de lo local.

R.- Sin ninguna duda. Solo a partir de lo local, de lo cercano se puede alcanzar. Hablo de la cultura de la vida y solo de la vida, no de una acumulación de espectáculos. Somos individuos; pueblo, raza o nación son abstracciones.P.- Un consejo al futuro director o directora.

R.- Que afiance la cultura como vida y que cuide de todo el personal; que dignifique los puestos y salarios; que pase a los dos auxiliares de biblioteca a ayudantes de biblioteca y a los cargos de auxiliar administrativo a auxiliar de biblioteca. También le pediría que siga trabajando para conseguir otro depósito, que este se ha llenado.P.- ¿Qué sería del mundo sin bibliotecas?

R.- Moriría.P.- Si pudiese enviar un tuit a su yo de cuando tenía 15 años, ¿qué le diría?

R-. Conserva la inocencia.P.- ¿Le costó tomar la decisión de jubilarse?

R.- Fue una decisión muy dura porque ha sido toda una vida pero tengo la sensación del trabajo bien hecho y de un equipo que va a continuar por lo que me voy tranquilo.P-. ¿Cómo enfoca esta nueva etapa de la vida?

R-. Me dedicaré de lleno a una de mis pasiones, la escritura; viajaré y veré a mis amigos.