El Correo de Burgos

Enfermería insiste en la importancia de solucionar la falta de personal

A pesar de que actualmente hay 2.317 profesionales colegiadas en Burgos, «una gran parte no están ejerciendo» / Del total de colegiadas, 946, es decir un 40,8% , son menores de 35 años

Una enfermera atiende a dos pacientes en el HUBU.-RAÚL G. OCHOA

Una enfermera atiende a dos pacientes en el HUBU.-RAÚL G. OCHOA

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V. MARTÍN
Burgos

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Plantillas muy ajustadas, vacaciones que no se cubren o que tienen una cobertura mínima, oposiciones que llegan tras meses de retraso y que no llegan a las plazas ofertadas en las oposiciones anuladas o una escasa valoración de la profesión son solo una parte de las situaciones que el colectivo de enfermería en Burgos viene denunciando desde hace años.«Lamentablemente, de las cerca de 2.500 profesionales colegiadas en Burgos muchas no están ejerciendo, ese podía ser un número suficiente para dar asistencia en la provincia, sin embargo hay un enorme porcentaje que no ejerce», comenta la presidenta del Colegio Oficial de Enfermería de Burgos, Esther Reyes, quien asegura que «son en su mayoría recién licenciadas o que se han licenciado hace relativamente poco tiempo».En la provincia hay 2.317 enfermeras colegiadas. El grueso de profesionales, 946, son menores de 35 años; 699 se encuentran en un rango de edad que va de los 35 a los 44 años; 567 están entre los 45 y los 54 años y 121 tienen entre 55 y 64 años. Según el registro 12 tienen entre 65 y 70 años y hay 28 colegiadas jubiladas.La presidenta recuerda que tanto en el Hospital Universitario de Burgos como en cualquier centro de Atención Primaria, la situación «es realmente complicada» y las profesionales «están muy quemadas» y aunque asegura que la situación es generalizada comenta que, en el último concurso de traslados de la categoría profesional de enfermería, a través del cual se ofertaban 346 puestos, 138 de ellos para Atención Primaria, «se han marchado muchas profesionales del HUBU, incluso mayores de 60 años». Añade que las plazas de la capital, «han sido todas ocupadas por mayores de 50 años, han salido en desbandada del hospital». El concurso de traslados ha supuesto tal movimiento que «ha habido centros de salud que han renovado la mitad de la plantilla, muchas de esas plazas cubiertas por interinos desde hace años».En el caso de Atención Primaria, la presidenta del colegio recuerda que uno de los principales problemas es que «no existen las sustituciones desde que el Gobierno pusiera en marcha las medidas especiales contra la crisis en el año 2010».Mientras, a las recién licenciadas se les presentan dos opciones, «sino es el paro en su ciudad, es marcharse fuera de Burgos o fuera de España», asevera la presidenta, «algunas van a Madrid o Barcelona porque la oferta de clínicas privadas es mucho mayor que aquí». Todo ello a pesar de que el pasado noviembre se celebraban en la región las esperadas oposiciones, un examen que en noviembre de 2015, a días de la prueba, los tribunales obligaban a suspender. En esta ocasión se ofertaron 376 plazas, «muchas menos de las previstas el año anterior, que eran unas 500», comenta Reyes. Unas pruebas que «aún se encuentra en el ámbito judicial».Poca valoraciónPara la presidenta del colegio «la enfermería es una labora profesional que no cuenta con la valoración social que debiera». Es especialmente crítica con las administraciones y es que asegura que «a las autoridades sanitarias se les llena la boca de buenas palabras cuando van a un acto público, pero cuando llegan a sus despachos se olvidan de nosotras e incluso toman medidas contrarias a lo que nos dicen».El análisis de la valoración actual de la enfermería que hace Reyes se centra en que «el paciente o la familia del paciente cuando tiene contacto y relación con el profesional de la enfermería suelen ser nuestros mayores valedores» porque «realmente ven el trabajo que hacemos y lo valoran». Sin embargo, a nivel administrativo, la presidenta siente que «se ignora al colectivo en los despachos cuando se deben tomar medidas que ayuden a nuestra profesión».En la comunidadLos últimos datos recogidos por el INE señalan que en Castilla y León hay 16.152 enfermeras colegiadas a las que se suman 692 más, que ya están jubiladas.Valladolid y León encabezan la lista de la región con un mayor número de profesionales colegiados, 3.381 y 3.112, respectivamente. Segovia, con 845, es la provincia que cierra la lista.El 39% de los médicos colegiados en Burgos está al borde de la jubilaciónPrácticamente cuatro de cada diez médicos colegiados en la provincia se jubilarán o estarán a punto de hacerlo en los próximos cinco años. Tal y como explica el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Burgos, Joaquín Fernández Val, «el colectivo se encuentra en una situación muy complicada, es un problema muy grave provocado por no administrar bien el tiempo de reposición». Asegura que «no ha habido una planificación coherente por parte de las administraciones, ha habido y hay una mala gestión preventiva de la edad».Según los datos del INE, el número de médicos colegiados en Burgos es de 1.661, a los que se suman 249 doctores que ya están jubilados. De los 1.661, 646 tienen entre 55 y 64 años, es decir un 38,9% del total, y 109, ente 65 y 69 años.El presidente señaló que «hasta tal punto la planificación ha sido mala, que en Atención Primaria ha disminuido el número de médicos residentes y este será el último año que habrá residentes en Miranda de Ebro y Aranda de Duero, a pesar de las protestas de los tutores, de la gerente de Primaria y de los gerentes de los hospitales, quienes ya han advertido que es un error». Hasta hace cuatro años «cada año salían unas 20 plazas para residencia de médicos de familia, en 2014 fueron 8 y estos dos últimos años han sido 2 de las que se ha cubierto 1 y ahora pasaremos a no contar con ellos».Otro de las preocupaciones de Fernández se centra en que «hay un gran número de médicos extranjeros que se han formado aquí y que, como son de otro país no pueden ejercer a pesar de que algunos son excelentes médicos». El presidente critica que «se está dejando ir a gente a la que el Estado les ha pagado la formación y que sabemos que es buena, un indicativo más de lo desastrosa que es la planificación de personal».

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