El Correo de Burgos

Cuenta atrás para llenar la saca

Los Reyes Magos apuran el plazo para cumplir con los encargos de los burgaleses / La Patrulla Canina, Ladybug, los Hatchimals y Lego Friends copan las cartas de los más pequeños, en las que no faltan juegos de siempre

Los escaparates hipnotizan estos días a los más pequeños, a la caza de alguna sugerencia de última hora para los Reyes Magos.-RAÚL G. OCHOA

Los escaparates hipnotizan estos días a los más pequeños, a la caza de alguna sugerencia de última hora para los Reyes Magos.-RAÚL G. OCHOA

Burgos

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Internet, la tienda del barrio, la cadena de juguetes que cautiva con su tradicional y esperado catálogo o los pasillos de rigor del centro comercial habitual... Mil vías se abren para colmar la saca de sus majestades los Reyes Magos. Con Papa Noel ya desfondado tras el reparto de la pasada semana, los tres de Oriente calientan motores para cumplir su cometido.

La cuenta atrás ha comenzado y el nerviosismo de los más pequeños (ese que vuelcan en sus misivas con la esperanza de esquivar el temido y amargo carbón, aunque sea dulce) se contagia a sus mayores, que recorren lista en mano los establecimientos de la ciudad a la caza del juguete deseado, con los dedos cruzados para que sus encargos no sean los de otros miles y sea demasiado tarde.

Si en la retahíla dictada por los retoños -hijos, nietos, sobrinos...- figuran algunos de los regalos destacados a continuación, confirmados como los de mayor tirón, bien puede echarse a temblar y ensayar excusas como las que idearon el año pasado Melchor, Gaspar y Baltasar para argumentar por qué en su zapato faltaba algo, cualquier cosa, de la Patrulla Canina.

No ocurrirá en esta ocasión, sus creadores aprendieron la lección y multiplicaban las existencias. Y menos mal, porque los seis intrépidos perros de salvamento protagonistas de la serie infantil siguen en el candelero. No son los únicos ‘hijos’ de la televisión que copan las cartas a los Reyes Magos: a ellos se suman Blaze y los Monster Machine, Superwings o Ladybug, heroína que ha irrumpido con fuerza. Todos ellos -y más- adquieren mil formas, desde el muñeco articulado o no más básico, hasta la instalación más compleja, y cara, con accesorios en detalle, pasando, claro, por mochilas, ropa y complementos.

Aunque ya casi pueden considerarse ‘clásicos’ en esta categoría, lo vinculado con Peppa Pig, Pocoyó y la factoría Disney (de ayer, como Mickey Mouse, y hoy, como Frozen) mantiene el tirón.

Mención aparte merece el universo Pokemon y la saga Star Wars, marcas capaces de renovarse sin fin para atrapar a todas las generaciones. La variedad de posibilidades amplía en estos casos el abanico de edades con las que acertar.

Más allá de la pantalla grande, mediana o pequeña, los Hatchimals son una apuesta segura. Esta suerte de mezcla ‘definitiva’ entre un Tamagotchi y un Furby es uno de los juguetes más buscados.

Tampoco ‘pinchan’ los Lego de toda la vida, empujados en esta ocasión por el éxito de la versión denominada Friends, con la que la marca de juguetes de construcción trata de ganarse a las niñas. Dicho y hecho a juzgar por las peticiones acumuladas en las tiendas en la ciudad.

La tecnología copa las cartas rubricadas por los jóvenes de cada casa. A los móviles de última generación, tabletas y consolas se suman en esta ocasión los drones. El mercado se ha entregado a estos vehículos aéreos y los ofrece de todo tipo, gama, calidad y, claro, precios.

También los robots se hacen un hueco, alimentados por el creciente interés en el manejo de estos autómatas que se ha colado incluso en las aulas, con talleres específicos para su programación y manejo.

Estos son solo algunos ejemplos que conviven en las abarrotadas tiendas físicas o virtuales con equipaciones deportivas, juegos de mesa de siempre, tal cual o renovados, muñecos y muñecas con todos su aderezos y, cómo no, los clásicos calcetines, que siempre ‘llenan’ y, de paso, son útiles.

Así, preparados para el esprint final, los Reyes Magos con la ayuda de sus aliados ‘carnales’ se disponen a elegir entre tan variado menú para llenar de ilusión -y montañas de papel de regalos- las casas de los burgaleses. Lo conseguirán, seguro.

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