El Correo de Burgos

Sabrosas viandas del cerdo en San Cristóbal

La Cofradía de San Antón aseguró el éxito con picadillo, morcilla, careta, pan y vino

Dos mujeres preparan las raciones con picadillo, morcilla y careta de cerdo mientras van pasando los vecinos.-ISRAEL L. MURILLO

Dos mujeres preparan las raciones con picadillo, morcilla y careta de cerdo mientras van pasando los vecinos.-ISRAEL L. MURILLO

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N. E. BURGOS
Burgos

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Algo se cuece y algo se asa en San Cristóbal cuando San Antón asoma por el calendario en el mes de enero. El domingo siguiente a la festividad de este santo el barrio amanece con el aroma de las brasas y este olor quiere decir que la Cofradía de San Antón vuelve fiel a la cita para celebrar la fiesta de la matanza.

Desde bien temprano los cofrades preparan el fuego, las cacerolas, la carne, las morcillas, el pan y también el vino que se reparte hacia las 13.30 horas de la tarde. Pero no son solo unas horas de faena, sino que todos los preparativos comienzan el miércoles anterior. En jornadas intensivas las diez familias que forman la Cofradía, con la colaboración de unos cuantos vecinos del barrio, se turnan para tener todo listo para el domingo. Es una tarea laboriosa «que supone importantes esfuerzos», pero resulta «gratificante» ver aquí este domingo «a todos nuestros vecinos disfrutando de este día de fiesta». Son las palabras de Pablo Dionisio Fraile, uno de los integrantes de la Cofradía de San Antón, que dejó un momento de atender las brasas para explicar los pormenores de esta cita.

La matanza se celebra en San Cristóbal desde hace 32 años y ante todo el objetivo es mantener la tradición, tanto en la convocatoria como en los preparativos. Así, desde el miércoles se comienza a picar la cebolla, a preparar el picadillo, a limpiar las tripas y a cortar la careta. «Merece la pena porque el barrio responde», asegura Fraile, que añade que esta fiesta sale adelante a pesar de no contar con subvenciones de las instituciones.

La falta de estas ayudas económicas ha obligado a los organizadores a cobrar una pequeña cantidad a los cientos de comensales para sufragar los costes de comprar las viandas. Desde hace unos años, sobre todo con «la maldita crisis económica», los asistentes tienen que aportar dos euros y a cambio reciben un plato con picadillo, morro, unos pinchos de morcilla, pan y vino. Además, los comerciantes del barrio colaboran para que la fiesta salga adelante.

Hacia las 13.00 horas está prácticamente todo preparado, los organizadores se dan las últimas carreras para ir acercando a las mesas los pinchos y, a partir de las 13.30 horas, comienza el reparto. Hay vecinos que se acercan temprano a seguir el proceso y otros que llegan ya para disfrutar del almuerzo en buena compañía. Entre los asistentes, por parte del equipo de Gobierno acudió la vicealcaldesa, Gema Conde.

Lo cierto es que los poco más de tres grados centígrados y el viento helador no echó para atrás a los asistentes, que, en el caso de querer entrar en calor, no tenían más que seguir el ritmo de la charanga. Antes de comenzar con la degustación de los 200 kilos de caretas de morro, 200 kilos de picadillo y unas 1.000 morcillas se invitó a los asistentes a entonar el himno a Burgos.

La Cofradía de San Antón preparó comida para atender a entre 1.000 y 1.500 personas. «Las raciones este año van a ser un poco más grandes porque hemos comprado al por mayor», recordaba el cofrade.

La fiesta de la matanza en San Cristóbal se celebra desde 1985 y la idea surgió a la vista del gran éxito que en Gamonal tenía el reparto de los Titos, justo en el día de San Antón. Así, se pensó en organizar una celebración gastronómica con productos de la tierra de la que participan también cientos de personas.

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