El Correo de Burgos

ECONOMÍA

La venta de tabaco continúa en mínimos pese a un leve repunte

Los estancos aseguran que han «tocado fondo» y alertan del contrabando por internet

Una mujer saca tabaco de una máquina.-ISRAEL L. MURILLO

Una mujer saca tabaco de una máquina.-ISRAEL L. MURILLO

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L. B.
Burgos

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La caída libre de la venta de tabaco en la provincia pisaba el freno en 2016. La estadística que ya en 2015 dejaba entrever un cambio de tendencia, al ser el primer año en el que no se registraba un nuevo e importante descenso del número de cajetillas adquiridas, apuntaban, al cierre del pasado mes de diciembre, a un cambio de tendencia. Y es que los casi 19 millones de paquetes de cigarrillos dispensados en los estancos burgaleses suponen un repunte de 300.000 respecto a los 18,68 millones del ejercicio anterior.

Se rompe así la racha descendente que comenzaba hace más de una década, avivada desde 2011 por el endurecimiento de la ley antitabaco y la prohibición de fumar en bares y restaurantes.

Con todo, el sector no encuentra motivo alguno para celebrar y lejos de traducir como esperanzador el informe periódico del Comisionado para el Mercado de Tabacos, dependiente del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, considera que «es la prueba de que la venta ha tocado fondo», subraya Estrella Palacios, integrante de la junta directiva de la asociación de estanqueros de la provincia.

Si bien el repunte es leve, pues apenas supone un aumento interanual del 1,6% de las ventas, y el resultado anual se mantiene en mínimos históricos, los 19 millones de cajetillas vendidas en 2016 sí permiten atisbar el inicio de curva ascendente en la evolución, algo que ya parecía ‘olvidado’ a tenor del desplome progresivo del consumo.

En concreto, en los últimos diez años la compra de cajetillas ha caído casi a la mitad y un 38% desde 2009. Sin ir tan lejos, desde 2011, año en el que se vendieron 23,2 millones de cajetillas, el descenso, pese al mejor comportamiento de 2016, supera el 18%.

Habida cuenta de estas cifras el alza reciente cobra especial relevancia pese a lo ‘tímido’ del incremento que, además, se desmarca de la tendencia nacional que el año pasado registró un nuevo descenso, aunque tan reducido como el aumento provincial. De la ya citada cifra de 2011 se pasaba un año después a 20,8 y en 2013 la venta se reducía a 19,2. Era en 2014 cuando esta actividad alcanzaba su suelo con 18,66 millones, resultado que doce meses después se repetía.

Otro indicador a tener en cuenta es la recaudación, cuya evolución difiere a la de las unidades vendidas por ‘obra y gracia’ del Gobierno y las subidas de precio impuestas al tabaco, de cuyo coste un 85% se destina a las arcas públicas. «Por eso que se recaude más no significa que los estancos aumenten sus ingresos», detalla Palacios.

En la provincia se recaudaron el año pasado 97,3 millones de euros, un millón más -y por lo tanto casi un 1% más- que en 2015, cuantía que se queda al borde de la obtenida en 2011 cuando, cabe insistir, se vendieron más de 4 millones más de cajetillas de veinte cigarrillos.

Sin control

Pero si hay algo que preocupa al sector, más incluso que los efectos a su juicio «devastadores» de la ley antitabaco, es el auge del contrabando. «Al tradicional se le suma ahora el que usa internet para multiplicar su clientela. Sobre todo con picadura para liar. Luchar contra ello es muy complicado porque se cierra una web y rápidamente se abre otra, pero hay que concienciar a los compradores de los riesgos que corren al consumir esos productos que escapan a cualquier control», señala Palacios, para reconocer que, con todo, en Castilla yLeón el impacto de este fraude es menor que en otras zonas como Andalucía, «donde incluso han tenido que cerrar estancos al no poder hacer frente a esta competencia ilegal», lamenta.

De vuelta a la estadística, cabe indicar que el repunte que registraba la venta de cigarrillos ‘esquivó’ al resto de productos y caía la demanda de cigarros puros (27,8 millones de unidades), el tabaco de liar (34.096 kilos) y el de pipa (3.715).

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