El Correo de Burgos

SOCIEDAD

Los primeros balbuceos del castellano

La editorial burgalesa Siloé presenta en el Archivo Histórico Nacional una obra que tendrá una edición de 898 ejemplares certificados notarialmente / Se trata de una edición facsimilar, una réplica exacta de los pergaminos

PabloMolinero y JuanJosé García, responsables de la editorial, con las réplicas de los cartularios.-ECB

PabloMolinero y JuanJosé García, responsables de la editorial, con las réplicas de los cartularios.-ECB

Burgos

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La editorial burgalesa Siloé presentó ayer en el Archivo Histórico Nacional (AHN) de Madrid la réplica de los Cartularios de Valpuesta, documentos del siglo IX que recogen los primeros balbuceos del castellano, hallado en el Monasterio de Santa María de Valpuesta (Burgos). Se trata de una edición fascimilar, una réplica exacta de estos pergaminos que ve la luz con todo lujo de detalles tras cinco años de arduo trabajo en los que se llegó a dudar de la viabilidad del proyecto por su complejidad, según reconocieron los responsables de la editoral.

«Nos fijamos, como hacemos siempre, en su belleza y en su dificultad, y vimos que era un libro con una bellísima caligrafía pero con una enorme dificultad técnica. Lo primero que nos preguntamos era si íbamos a ser capaces de llevar a cabo la misión», confesó Juan José García, uno de los responsables de Siloé presentes en el acto que coincidió con la celebración del Día Internacional de los Archivos.

Además de García, la editorial estuvo representada por Pablo Molinero en un acto al que también acudió el director general de Bellas Artes y Patrimonio Cultural, Luis Lafuente; el jefe del Departamento de Conservación del AHN, Juan Ramón Romero; el jefe de sección del AHN, Luis Miguel de la Cruz, y el miembro de la Real Academia Española, José Antonio Pascual.

Los documentos originales, en pergamino y vitela (piel de cordero), se encuentran «muy ajados, con muchas marcas y una gran complejidad de clonación por sus dobleces y cuadernillos», afirmó García. La editorial Saloé tuvo primero que llevar a cabo una restauración de los cartularios -condición previa impuesta por el Archivo Nacional- para luego realizar una copia exacta a la que, además, se colocaron unos herrajes a modo de cierre similares a los que pudieron tener originalmente. «En los años setenta se hizo una restauración dudosa de los originales y ahora hemos llevado a cabo una restauración integral para que se conserve al menos otros mil año más», afirmó Juan Ramón Romero, jefe del departamento de Conservación de Documentos del Archivo Histórico Nacional.

En total, trabajaron 70 personas de 20 empresas diferentes, muchas de ellas dedicadas a oficios artesanos como curtidores de pieles, orfebres e impresores, entre otros, que han logrado con gran realismo el envejecimiento de las copias.

Se trata de dos volúmenes. Uno es el llamado Becerro Gótico que contiene una recopilación de las anotaciones hechas entre los siglos IX al XIII de Las cesiones de tierras, propiedades y enseres al monasterio. El otro, que data de 1236, es el llamado Becerro Galicano, una copia a mano de todos los documentos del anterior a modo de «copia de seguridad». En sus textos en latín se introducen «términos del incipiente romance castellano», indicó Pablo Molinero, de la editorial Siloé.

La tirada será de 898 ejemplares, todos numerados y certificados notarialmente, cuyo precio en el mercado superará los 5.000 euros, según precisaron desde la editorial. De momento ya cuentan con más de 200 reservas procedentes de universidades, archivos y coleccionistas.

Y es que como manifestó el director general de Bellas Artes, Luis Lafuente, la principal virtud de estas copias exactas es que permiten la difusión y la investigación ya que el acceso al original está muy restringido. «No sólo ayudan a bibliotecas museos y archivos a conservar y preservar el patrimonio auténtico y poder difundirlo a través de estos facisimiles sino que hay un colectivo de coleccionistas muy interesado que es otra manera de difundir», aseguró al respecto

los Cartularios

La localidad burgalesa de Valpuesta, situada en el Valle de Valdegovía, es uno de los enclaves en los que comenzaron a escribirse en el siglo IX las primeras palabras en lengua romance, «meteduras de pata de un latín mal escrito», dijo José Antonio Pascual, miembro de la Real Academia. El latín quedó reservado para los conventos y los monasterios de la época. Así lo entienden estudiosos de todos los ámbitos que desde hace décadas han estudiado el contenido de tan importantes volúmenes.

Los Cartularios son los códices en que muchos monasterios, catedrales, concejos o universidades recogían lo que podríamos llamar «copia de seguridad» de los originales de sus respectivos archivos. En el caso de los de Valpuesta, la Real Academia los ha certificado como los documentos más antiguos que recogen las primeras palabras en castellano.

Los fondos de Valpuesta constan de 178 documentos: ocho documentos del siglo IX; otros 39 del X; 49 más fechados en el siglo XI; 90 documentos del XII y uno del siglo XIII. En su mayor parte son escritos que registran donaciones de bienes materiales como tierras, ganado o enseres diversos de propietarios particulares al monasterio a cambio normalmente de un entierro en su suelo o un determinado misas por su alma.

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