El Correo de Burgos

Naturaleza, tradición y una perfecta arquitectura

Desde fuera, Neila es conocida por sus lagunas. Sin embargo, la perla serrana aguarda un sinfín de joyas en forma de templos e inmuebles donde la tradición trashumante se palpa en el ambiente

Vista general de la localidad de Neila.-ECB

Vista general de la localidad de Neila.-ECB

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Antes de llegar a Neila, el visitante no cede a la tentación. Lo primero que hay que ver son las famosas lagunas glaciares, ubicadas en un entorno de altos picos por el que malamente se podía caminar hasta la década de los 60. Por fortuna, se puso en marcha un proyecto de adecuación orientado al turismo y a la pesca intensiva que conllevó la alteración de paisajes mientras de forma paralela se construían diques y vías para garantizar su accesibilidad. La estrategia salió a pedir de boca y hoy en día cuentan con la declaración de Parque Natural. ¡Qué menos!La naturaleza y el casco urbano se encuentran en los puentes romanos. El entorno es objetivamente espectacular y turistas de toda España -y de otros países- acuden cada año para desconectar de la rutina diaria y respirar el aire más puro. Además, la biodiversidad medioambiental está garantizada y se puede comprobar en los múltiples ecosistemas que conviven en paz y armonía.Y llegamos al pueblo en sí, más conocido como la perla serrana. Se divide en tres barrios (San Miguel, La Pinilla y Santa María) y su arquitectura combina sus orígenes milenarios con las tendencias más modernas del siglo XXI. Mención aparte merecen sus templos. La iglesia de San Miguel, por ejemplo, tiene el honor de ser una de las más antiguas del románico español -se construyó en el año 1087- y luce intacta su esplendor original pese a la reforma de su nave a principios del siglo XX.Tampoco desmerece la iglesia de Santa María, que al igual que su compañera luce una pila bautismal de corte serrano muy típica de la zona. Lo que más llama la atención de este inmueble, situado junto al Ayuntamiento, es su peculiar y acertada mezcla de estilos, desde el románico de su primera etapa hasta el tardogótico tras su ampliación en el siglo XVI.Los templos combinan a la perfección con las casas blasonadas que, al igual que en otras localidades de la provincia, recuerdan los tiempos de bonanza cuando la ganadería lanar era símbolo de prosperidad. Dichas viviendas tienen además nombres y apellidos, los de sus ilustres y antiguos moradores: los Márquez, los Cuesta... Y cómo no, también estaba el viejo cuartel general -con dos escudos de los Marquez- del Cura Merino, sacerdote y célebre personaje de la Guerra de la Independencia.Otro de los grandes atractivos de Neila se encuentra en el que olvidar el rollo jurisdiccional, también conocido como la Picota de Neila, construido alrededor del siglo XVIII. Se localiza tras la iglesia de Santa María y, según parece, sus escudos se atribuyen a Aranda de Duero al estar bajo su jurisdicción desde la segunda mitad del siglo XVI.Y qué decir de las fiestas, siempre a mediados de agosto para honrar a Nuestra Señora de la Asunción y San Roque. La perla serrana luce sus mejores galas para el desfile de trajes típicos y las danzas de la villa como Las Mayas o El Agudo. Los mozos, las mozas y los adultos rinden honores a sus patrones por todo lo alto mientras presumen de su pasado trashumante y su patrimonio histórico, natural y nobiliario hasta altas horas de la noche.

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