Los concursos de acreedores se disparan tras dos años de mejoría

Cuando parecía que los concursos de acreedores empezaban a protagonizar una tendencia decreciente, el 2017 ha traído un nuevo incremento de estos procesos. Aunque parte de este aumento se debe a los procesos protagonizados por empresas constructoras e inmobiliarias como Arranz Acinas y Campoburgos, la realidad es que otros sectores como la hostelería, la industria o el comercio también pierden empresas.En la Comunidad hubo 69 procesos concursales durante el segundo trimestre, lo que supone que 1 de cada 3 procesos de la región se produjeron en la provincia burgalesa y es que el segundo trimestre de 2017 se cerró con 25 concursos de acreedores. La cifra supone, además, un incremento del 19% respecto al trimestre anterior, cuando hubo 21 concursos. El mayor incremento se produce si la comparación se hace con el mismo periodo del año anterior, un 78,5%, y es que en el segundo trimestre de 2016 se produjeron 14 concursos de acreedores. De hecho, el año 2016 se cerró con 62 procesos concursales. Una cifra que se mantenía respecto al año anterior, cuando hubo 55. Sin embargo, en los dos primeros trimestres del presente año, los concursos ya han alcanzado los 46, el 75% de los registrados en todo el año anterior.En este sentido, José María Tapia, titular del Juzgado de lo Mercantil de Burgos, explica que «se sigue percibiendo que las empresas solicitan entrar en concursos de acreedores demasiado tarde, lo ven como el último recurso, cuando no tendría que ser así, en muchos casos el procedimiento únicamente les sirve para hacer la liquidación de la empresa sin que sea posible su recuperación».Del total de concursos, 5 correspondieron a personas físicas sin actividad empresarial, mientras que el resto fueron desarrollados en empresas. «La mayoría de los procesos se siguen desarrollando de forma abreviada, lo que facilita el proceso y agiliza los plazos», comenta el juez. Así lo certifican los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y es que de los 25 concursos que se produjeron entre abril y junio, 22 se desarrollaron mediante un proceso abreviado y los 3 restantes, de forma ordinario.Por actividad, nueve de los procesos tienen que ver con el área de la construcción, edificabilidad y promoción y actividades profesionales y técnicas. «Seguimos inmersos en los procesos de Campoburgos, que están a punto de cerrarse, y de Arranz Acinas», comenta el magistrado. Los concursos de acreedores restantes corresponden a empresas del sector industrial, 3;3 más a comercio;3 al sector del transporte y almacenamiento; 2 a la hostelería;1 al sector agrícola y 3 aparecen sin clasificar.Atendiendo al número de trabajadores con lo que contaba cada empresa tal y como recoge el INE, 5 empresas no contaban con ningún empleado; 5 más tenían entre 3 y 5 trabajadores; 3 de ellas tenían una plantilla de entre 20 y 49 asalariados;2 tenían entre 1 y 2 trabajadores y 2 más, entre 6 y 9 empleados. Aunque los procesos concursales afectan por igual a grandes y pequeñas empresas, la realidad de la provincia burgalesa es que estos procesos se centran en autónomos y pequeñas y medianas empresas.Así lo confirman los datos atendiendo al volumen de negocio y es que ninguna de las empresas contaba con una facturación superior a los 5 millones de euros. De hecho, 6 de ellas contaban con un volumen de negocio de menos de 250.000 euros anuales;3, entre 250.000 y medio millón de euros;3 más facturaron entre medio millón y un millón de euros; 2, entre 1 y 2 millones de euros; 2 más, entre 2 y 5 millones de euros y en 4 de ellas no se especificó el volumen.En cuanto a la antigüedad , casi la mitad de las empresas que entraron en concursos de acreedores en el segundo trimestre del año contaban con una experiencia de más de 20 años, 8. Además, 5 de ellas tenían entre 13 y 16 años de antigüedad; 2, entre 17 y 19 años de experiencia;1, entre 9 y 12 años y 3 no alcanzaban los 4 años de actividad profesionales. Una de ellas aparecía en este ámbito sin clasificar.