El Correo de Burgos

El esplendor de la atalaya burebana

Su casco histórico, las salinas y la figura de Félix Rodríguez de la Fuente son parte de sus atractivos

Vista de la Plaza Nueva de la localidad pozana.-A. MARROQUÍN

Vista de la Plaza Nueva de la localidad pozana.-A. MARROQUÍN

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Recorrer Poza de la Sal es hacerlo por la historia. Desde la prehistoria a la época romana, la Edad Media o el periodo renacentista. Es hablar de un rico e importante patrimonio histórico, arquitectónico y cultural. De un entorno natural único, cuna del naturalista y divulgador ambiental Félix Rodríguez de la Fuente. Y es hablar de sus salinas, terrenos que dan nombre a la villa y que han sido foco de atracción de diversas culturas.Algo más de 40 km separaba a esta villa burebana de la capital burgalesa y que junto a Oña y Frías conforma la mancomunidad de Raíces de Castilla. El visitante podrá admirar uno de los cascos históricos más bellos de la provincia, tanto es así que en 1982 fue declarado Conjunto Histórico Artístico. Entre la multitud de espacios con encanto que hay en la localidad destacan los restos del castillo que, en el siglo XIV, la familia Rodríguez de Rojas construyó sobre los restos del anterior castillo del siglo IX, levantado por el conde Diego Porcelos.En la ladera oriental del castillo, entre la localidad y la fortaleza, se pueden encontrar las ruinas del Palacio de los Marqueses de Poza y de la ermita de Santa Cecilia, al otro lado, los restos de la ermita de San Juan. Los restos de la muralla recorren el terreno de norte a sur y conservan una torre de planta cuadrada, de dos pisos. Numerosos rincones con encanto componen la localidad. La Plaza Vieja permanece en el tiempo como lo que en su momento fue, un espacio fundamental de la vida de la población, ya que era la plaza del mercado. Forma también parte del arte religioso de la localidad, el Santuario de Nuestra Señora de Pedrajas. Se suma el Convento de San Bernardino de Siena, fundado a mediados del siglo XV por Fray López de Salazar y Salinas y del que hoy solo quedan sus ruinas.En un paseo por la villa, el visitante también podrá disfrutar de la Plaza Nueva, que mandó construir Doña Juana de Rojas y Córdoba, V Marquesa de Poza. Es un espacio abierto ubicado junto a la puerta principal de la villa. También merecen un alto en el camino el Ayuntamiento- construcción que se inicio en el siglo XVI- y la Plaza de la Villa. Saliendo de la localidad hacia las salinas por hoy desaparecida puerta de la Fuente Vieja, se llega a un conjunto de lavaderos, abrevaderos y fuentes construidos en el siglo XVIII, y que constituyen una de las obras civiles más importantes y peculiares de la villa.Los pozanos celebran varias fiestas a lo largo del año. La más popular, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, es San Blas. Tiene lugar el domingo siguiente al 3 de febrero y su principal atractivo es la Danza del Escarrete. Además, el 22 de julio, Santa María Magdalena, los pozanos celebran su fiesta y del 26 al 29 de septiembre, las fiestas patronales de San Cosme y San Damián.Hablar de Poza de la Sal es hacerlo de sus salinas. Se encuentran en el borde del Páramo de Masa, como un inmenso cráter de 2,5 km de diámetro que constituye uno de los diapiros más perfectos que existen. Las salinas dieron a la zona una enorme importancia industrial y prueba de ello son los edificios que se construyeron en la localidad. Aunque en ruinas, en los extremos del salero, aún pueden observarse los tres Almacenes Reales de sal. En pie y como actual Casa de la Cultura se mantiene la Casa de Administración de las Reales Salinas, que además y desde el año 2003 cuenta en su sótano con el Centro de Interpretación Las Salinas.La figura de FélixLa villa burgalesa recuerda en un precioso mural y con una estatua a su vecino más célebre, Félix Rodríguez de la Fuente. Allí nació el 14 de marzo de 1928 y allí donde transcurrió su infancia. Aunque se especializó en Odontología, su pasión por la naturaleza determinó su dedicación al mundo de los animales al que dedicó años de investigación y divulgación.En 1965 comienzan sus colaboraciones en Televisión Española en el programa Fin de Semana y a partir de entonces comienza una serie de programas que culminan con la serie El Hombre y la Tierra. Rodríguez de la Fuente murió el 14 de marzo de 1980 en Alaska, mientras filmaban una carrera de perros esquimales.

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