Casco Histórico Alto se concentrará en repulsa por la agresión a un vecino en San Esteban

Los integrantes de la asociación Casco Histórico Alto temían que la agresión que sufrió un vecino el pasado 1 de septiembre en el entorno de la iglesia de San Esteban podía suceder antes o después. Por eso, han decidido salir a la calle el próximo miércoles 6 de septiembre, a las 20.30 horas, para mostrar las «dimensiones insostenibles y peligrosas» del botellón en esta zona de la ciudad.

La noche del pasado 1 de septiembre se produjeron las consecuencias más nefastas de esta situación que denuncian los miembros de esta asociación. Un vecino de la zona bajó a pedir a un grupo de jóvenes que tenía puesta música con unos altavoces a un volumen alto. A partir de ese momento, se inició una discusión que termina con la agresión del vecino. Los agresores se dieron a la fuga, mientras la víctima era atendida por otro grupo de jóvenes que estaba en la zona hasta que llegaron los servicios de emergencias. Como consecuencia de la agresión, la víctima, R.B.M., de 35 años, cayó hacia atrás y se golpeó la cabeza con el suelo, lo que le provocó un traumatismo craneoencefálico.

A través de una comunicado, la asociación vecinal se queja de que sufren el botellón todos los fines de semana y cada miércoles y cada jueves.«Tenemos que sufrir constantemente daños en fachadas y coches», señalan. A lo que añaden «los incontables cascotes y cristales esparcidos por toda la ladera delCastillo y la escalera de la muralla», por lo que suponen de peligro «para los perros y los niños pequeños que pasean durante el día». Los vecinos se quejan de que «dormir por las noches, muchas veces se convierte en un desafío». De igual modo, denuncian que SanEsteban es «un barrio abandonado, relegado al estatus de zona de ocio alcoholizado para una categoría de la población burgalesa igualmente abandonada por el Ayuntamiento, la juventud».

La asociación señala que «muchos advertíamos que algún día ocurriría una desgracia», por lo que la agrupación estuvo trabajando durante más de un año para «lograr que todos los grupos municipales adoptara al unísono la ordenanza pedida por la Policía Local». Una ordenanza que está en vigor pero que «no aplica la Policía, en primer lugar porque no está presente en los lugares que lo requieren».

Los vecinos remarcan que los culpables son los agresores y «queremos que todo el peso de la ley caiga sobre ellos». Sin embargo, los vecinos tienen la impresión de que «las autoridades se han reído de nosotros». Tras su insistencia, se puso en marcha un dispositivo policial preventivo en la zona que, según los vecinos, es insuficiente, ya que «a las 12 de la noche, cuando acudía la mayoría de jóvenes, ya se había quitado». La asociación considera que este dispositivo se desplegó para«hacer tiempo y que los vecinos nos tranquilizáramos y dejáramos de dar guerra». Los vecinos lamentan que no se busquen «remedios estructurales al hecho demoledor de que la principal, ó única, actividad de ocio de nuestros jóvenes es el alcohol». Son conscientes de que es un problema de difícil solución, pero «la mejor forma de no resolverlo es ignorarlo y no dedicar ni la menor energía ni partida al colectivo que lo sufre».