El Correo de Burgos

El Casco Histórico Alto reclama más efectivos para frenar el vandalismo

La Policía Nacional detiene a un joven de 22 años como presunto autor de la agresión a Rodrigo

Vecinos del barrio, ciudadanos de Burgos y representantes políticos se concentraron junto a la iglesia de San Esteban para condenar la brutal paliza.-RAÚL G. OCHOA

Vecinos del barrio, ciudadanos de Burgos y representantes políticos se concentraron junto a la iglesia de San Esteban para condenar la brutal paliza.-RAÚL G. OCHOA

Burgos

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«Si no nos viésemos huérfanos institucionalmente, nunca tendríamos la necesidad de poner nuestra mejilla». Las palabras de Rodrigo, el vecino del Casco Histórico Alto brutalmente agredido el pasado viernes tras pedir a un grupo de jóvenes que bajasen el volumen mientras hacían botellón, resonaban ayer con fuerza junto a la iglesia de San Esteban. Su mensaje, difundido por megafonía, caló hondo entre los cerca de 200 vecinos del barrio y de otros puntos de la ciudad que se concentraron ayer para solidarizarse con este joven de 35 años que tan solo quería garantizar el descanso de su bebé.Minutos antes de la lectura del manifiesto que incluía la visión de Rodrigo sobre un problema que los vecinos vienen denunciando desde hace años, la presidenta de la Asociación de Vecinos del Casco Histórico Alto, Céline Martin, reclamó una mayor presencia policial en la zona al tiempo que lamentaba la «falta de efectivos» de la Policía Local para combatir el botellón. Asimismo, remarcó que otros vecinos han sufrido «amenazas» con anterioridad cada vez que han salido a la calle en plena noche para exigir su derecho a dormir en paz.En su afán por buscar alternativas a la ingesta descontrolada de alcohol, Martin defendió el desarrollo de una «política continuada de prevención y enfocada a la juventud» para evitar que menores de edad y veinteañeros «tengan como única perspectiva ir al supermercado a comprar la litrona». Por otra parte, reconoció que los vecinos del barrio aún se encuentran «completamente asombrados» tras las declaraciones del alcalde, Javier Lacalle, en las que aseguraba que la Policía Nacional debe incrementar el número de efectivos para hacerse cargo de la situación.En esa misma línea, uno de los vecinos encargados de leer el manifiesto culpó al regidor y al jefe de la Policía Local, Fernando Sedano, de «hacerse los locos» en un «territorio de guerra» en el que abundan los grafitis, los cristales rotos y el olor a orines cada fin de semana. «Ustedes no han querido saber nada del barrio ni de sus problemas», esgrimió en alusión a la «indignante» actitud de los «mandatarios políticos y de otros estamentos». Y es que en su opinión «ellos nunca son culpables, la culpa siempre es de otros».La asociación también exigió la rigurosa aplicación de la normativa municipal en estos casos, máxime cuando a los vecinos les costó un año su endurecimiento tras obtener el apoyo de toda la oposición. En teoría, se castiga «alterar el descanso de los vecinos». Sin embargo, «no se está aplicando», expuso otro vecino antes de enfatizar que, más allá de las sanciones como medida «a corto plazo», es necesario promover un «debate en toda la ciudad» para buscar alternativas de ocio «sin molestar al prójimo» y educar a la sociedad en su conjunto -«también a muchos padres»- para garantizar la convivencia ciudadana.«Todos somos Rodrigo»Los vecinos concentrados se enteraban ayer de que la Policía Nacional detuvo el lunes a A.E.H.H., de 22 años, como presunto autor de la brutal paliza a Rodrigo. Según las pesquisas de los agentes tras recabar los testimonios de varios testigos, el joven participó de forma activa en la agresión. No obstante, todo parece indicar que no fue el único que causó heridas de gravedad al vecino del Casco Histórico Alto.La presidenta de la asociación confirmó que Rodrigo «está mejorando» y a la espera de recibir el alta lo antes posible, aunque no pudo precisar mucho más. En cuanto a la posibilidad de que el colectivo se persone como acusación contra el presunto agresor, afirmó que todavía «es muy pronto» para decidirlo. Lo que sí gritaron los vecinos del barrio al unísono es que «todos somos Rodrigo». Y lo hicieron con el deseo de este tipo de sucesos «no vuelvan a ocurrir».

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