Para urbanitas rurales

Polígono industrial, guardería, colegio público, centro cívico, nuevo centro médico, piscinas de verano... Parecen las infraestructuras propias de una ciudad pero son los servicios que ofrece Villagonzalo Pedernales a sus más de 1.700 habitantes censados. Una de las localidades más importantes del alfoz de Burgos no ha hecho más que crecer en población y, de forma pareja, en servicios. La gran ventaja de la localidad es contar con los servicios de una ciudad de forma conjunta con el día a día de proximidad de un pueblo.Dos aspectos que se conjugan a la perfección en esta localidad de origen celtíbero. Los primeros en asentarse en la zona fueron los Turmogos, guerreros pastores de la prerromana, aunque no será hasta el siglo IX cuando el asentamiento adquirió el rango de pueblo y recibió el nombre de Villagonzalo. El conde de Cerezo y Lantarón, Gonzalo Téllez, aparece como fundador de una localidad que fue señorío del conde de Villariezo.En este pueblo de agricultores y ganaderos servían materia prima a los clérigos del Obispado de Muñó y aquí se fundó el monasterio dúplice, para hombres y mujeres, de San Julián de Pedernales. El monasterio se mantuvo hasta el siglo XIII en el que se transformó en monasterio de las Huelgas Reales y San Pedro de Cardeña. Un dominio eclesiástico que se fue perdiendo en favor de los vecinos con las sucesivas desamortizaciones.Hoy es un entorno rural adaptado a las necesidades del siglo XX. Un trabajo en el que están inmersos los diferentes responsables municipales. La realidad es que el pueblo cuenta con servicio de guardería y colegio público. Además los vecinos disponen de un moderno centro cívico, así como de unas piscinas que se han podido estrenar este mismo verano y en la que, entre otras actividades, se organizó un curso de buceo por parte del Club Delfín Burgos. Un centro cívico donde se desarrollan actividades para todas las edades y cursos de formación.Pero la vida social y cultural en la zona también es muy activa. El trabajo de recuperación del patrimonio viene marcado por el interés de vecinos y administración de rescatar la arquitectura tradicional de la zona. De esta manera, se han recuperado elementos en desuso pero de interés etnográfico como el lavadero o el potro, pero también otros sentimentales como el rollo que dio nombre desde antiguo a la plaza pero cuyo original no se conservaba y fue recreado en uno actual. Especialmente singular es su Casa Vonsistorial, edificada a principios del siglo XX, y, como en todo complejo rural, la iglesia parroquial de San Vicente Mártir es un elemento señalado de su arquitectura patrimonial. Precisamente, en el segundo fin de semana de septiembre se celebran las fiestas mayores en honor a San Vicente Mártir. Como pueblo agrícola tiene especial relevancia la fiesta de San Isidro que se celebra el 15 de mayo y otros encuentros tradicionales como las marzas, la noche de San Juan, Navidades y Carnavales. Para dar vida a estas fiestas y al día a día en la localidad los vecinos se agrupan en una decena de asociaciones deportivas y culturales.