El Correo de Burgos

Luna de miel con Irma

Una pareja relata su estancia en Cuba / Denunciarán a Travelplan por trasladarles al ojo del huracán diciéndoles que era un «vientecito»

La habitación 4831 del Paradisus, en Varadero, en la que fueron alojados los burgaleses, quedó en este estado.-ECB

La habitación 4831 del Paradisus, en Varadero, en la que fueron alojados los burgaleses, quedó en este estado.-ECB

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N. E.
Burgos

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Sara Valderas y Jorge Moneo son una pareja burgalesa de recién casados que se toparon en su luna de miel con Irma. El huracán no les tocó de lado, sino que se instaló sobre sus cabezas con tal intensidad que comprobaron como desapareció el tejado de su habitación y muchos de sus objetos personales, simplemente, volaron. Esta historia sucedió en Cuba, entre los Cayos y Varadero, entre el 4 y el 14 de septiembre en un viaje preparado con mimo durante meses y convertido en un desastre.Estos jóvenes están ya a salvo, pero han vivido una experiencia que no podrán olvidar. Ahora toca gestionar con un abogado, que ya han contratado, una denuncia contra la mayorista ‘Travelplan’ por las vicisitudes vividas quizá sin necesidad si les hubieran advertido a tiempo y, sobre todo, puesto a salvo desde el primer momento. Sin embargo, lejos de esto acabaron volando al ojo del huracán.El día de salida, 4 de septiembre, emprenden este viaje sin saber de la existencia de este huracán. Sin embargo, Sara ha podido conocer después que la previsión de un huracán de fuerza 5, de nombre Irma, se conocía desde el 30 de agosto en la isla de Cuba y asegura que debieron advertirles sobre esta posibilidad para tomar una decisión desde España como, por ejemplo, cambiar el destino de su aventura.

Los dos primeros días en La Habana fueron los únicos pacíficos que vivió la pareja que se percató de la situación cuando debían volar con destino a Cayo Coco. «Unas chicas de Bilbao estaban muy nerviosas diciendo que no volaban que venía un huracán, a lo que el representante de la empresa mayorista respondió que estuviésemos tranquilos que era un ‘vientecito de nada’», recuerda Sara, que no deja de escuchar esas palabras, «vientecito de nada», retumbando en su cabeza. En ese momento, confiaron en esa persona y volaron hasta su hotel en Cayo Coco. Ellos y todo el grupo de españoles que tenían ese mismo rumbo y agencia.La preocupación fue a más cuando al llegar a su hotel comprobaron que la recepción estaba llena de turistas con su maletas hechas esperando para marcharse. Allí, les dan habitación y cuando bajan al restaurante es cuando hablan con un camarero que les dice que el hotel debe estar evacuado al día siguiente como máximo. «Pero si acabamos de llegar...», responde Sara.La falta de información se acentuó todavía más ya que su representante de la mayorista debía recogerles a la mañana siguiente y no se presentó. «A las 18.30, en el último autobús nos montaron sin que nadie apareciera por allí y nos llevaron a Varadero», recuerda. El viaje de seis horas por carretera es otro de los grandes recuerdos del viaje de esta pareja, pero lo peor estaba por llegar. Era el día 8 de septiembre y el huracán se hizo fuerte el 9.En Varadero les alojan en un hotel que no se correspondía con la categoría que ellos habían pagado y les acaban enviando al Paradisus, habitación 4831. «’No salgan de sus habitaciones para salvaguardar sus vidas’. No dejaban de repetirnos esta frase», destaca esta joven. Tras varias horas en esa habitación de la tercera planta, les llaman de urgencia para que bajen al segundo piso, donde pasaron el resto del huracán con un matrimonio uruguayo, a ratos encerrados en el cuarto de baño de esa otra habitación. «No sabíamos que los fuertes ruidos que oíamos era que el tejado del edificio se estaba desmontando y menos mal porque habría sido mucho más terrorífico», comenta.Ahora Sara sabe de huracanes, más cosas de las que nunca quiso conocer. Normalmente, la mayor intensidad dura unas pocas horas, Irma se quedó más de 6 en el mismo sitio y luego dejó tras de sí más tormentas, más viento y una enorme destrucción. Esta joven asegura que la dimensión de Irma, al final de fuerza 3, no se recordaba en Cuba desde hacía décadas. Según señala, «han muerto diez personas en la isla y si llega a ser de fuerza cinco no lo contamos». Irma se llevó por delante los Cayos y arrasó Varadero, cuando nunca hubo orden de evacuar Varadero como sí la hubo en Cayos. La situación en La Habana fue solo ligeramente mejor.Sara y Jorge no podrán olvidar la imagen al regresar a la habitación 4831, sin techo y destruida por completo. «Hubo ataques de ansiedad, una señora se pasó el huracán metida en un armario, los niños no paraban de llorar... Un dramón. Estuvimos dos días más sin comunicación y casi sin agua y sin luz». Con ironía, Sara Valderas recuerda como la agencia de viajes les llegó a decir que ya arreglarían los gastos al llegar a Burgos porque Paradisus era más caro de lo que ellos habían contratado. El día 12 lograron llegar a La Habana y el 13 volaron con destino a Madrid. «Ha sido tremendo. Hacía siete años que no había huracanes en Cuba, pero de este nivel ha sido excepcional», resume.

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