Un centenar de pymes actúa contra el uso de alcohol y drogas

R. Gª URETA BURGOS

Cualquier situación laboral o personal que induzca a un estrés sostenido, ansiedad emocional, un exceso de competitividad, preocupaciones o déficit de autoestima entre otras motivaciones negativas similares pueden desembocar en una adicción al alcohol u otro tipo de sustancias dopantes. Ese abuso acompaña a quien lo sufre a su entorno laboral y en él afecta a quienes le rodean reduciendo su aportación a la productividad, poniendo en riesgo la seguridad y salud laboral o simplemente creando mal ambiente y trasladando sus problemas a sus compañeros de trabajo.

Esta situación es mucho más normal de lo que pudiera parecer, ya que se está elevando la cifra de personas que padecen una adicción a las drogas o al alcohol, sea de forma continuada o en forma de atracones ocasionales. Ese abuso se refleja en el ámbito laboral y pasa inadvertido en muchas ocasiones.

Para prevenirlo, la Fundación Candeal Proyecto Hombre desarrolla un programa de prevención en colaboración con la Confederación de Asociaciones Empresariales (FAE), gracias a la aportación de Fundación Cajacírculo y la Obra Social de la Fundación Ibercaja. Esta acción de prevención de la adicciones específicamente en las empresas de la provincia no se había desarrollado nunca hasta el año pasado cuando, gracias a una aportación de 20.000 euros financiada a partes iguales por ambas fundaciones bancarias, comenzaron a ofrecer información y sensibilización. En esa primera fase se llegó hasta 310 personas de un centenar de pymes burgalesas y, posteriormente, se centraron en una intervención personalizada para aquellos trabajadores que fueron capaces de percatarse de que sufrían un problema para el que necesitaron ayuda externa. A mayores, en casos graves existe un tercer nivel que trabaja en la reinserción del empleado afectado. Según explicó el director de Proyecto Hombre, Manuel Fuentes, en los dos últimos niveles se trabajó con doce empresas en las que se detectaron dos casos de adicciones severas.

Los trabajadores que abusan del alcohol y las drogas presentan una tasa de absentismo «dos o tres veces superior» al resto y también son mucho más proclives a estar de baja laboral y a sufrir accidentes, poniendo en riesgo sus vidas y las del resto «del entorno laboral», lamentó el presidente de FAE, Miguel Ángel Benavente, quien calificó de «alarmante» el incremento del consumo de estas sustancias y sus efectos en los centros de trabajo. En ese sentido, Fuentes recalcó que el mejor remedio es inculcar «una cultura de la prevención» alertando de que ese consumo es problemático y de los riesgos que implica, ya que aparece en «el 25% de los accidentes laborales», aunque no es un problema único de las empresas, sino de toda la sociedad. Es especialmente preocupante, afirmó, por cómo se banaliza en el caso de los más jóvenes.