El Correo de Burgos

ASOCIACIÓN BURGALESA PARA LA REHABILITACIÓN DEL JUEGO PATOLÓGICO (ABAJ)

Jugar para perder, la adicción olvidada

Las nuevas tecnologías incrementan hasta el 6% de la población que puede ser jugador patológico

Cartel con motivo del Día Internacional sin los juegos de azar.-ECB

Cartel con motivo del Día Internacional sin los juegos de azar.-ECB

Publicado por
MARTA CASADO
Burgos

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«Un jugador cuando va a jugar sabe que va a perder porque si gana doblará la apuesta hasta que lo pierda todo». Así resume el psicólogo de la Asociación Burgalesa para la Rehabilitación del Juego Patológico (Abaj), David Burgos, la situación de un adicto al juego. Mañana domingo se celebra el día internacional contra el juego patológico y desde Abaj remarcan el olvido en el que se encuentran aquellos afectados por esta patología, una enfermedad que «como cualquier adicción se presenta una patología de pérdida de control de los impulsos, es una enfermedad crónica, progresiva, gratificante a corto plazo, que no duele pero es fatal, mortal, por las circunstancias dramáticas a las que se ven abocados los afectados y sus familias», señala Burgos.

Y no es una enfermedad rara. Todo lo contrario. Los estudios estiman que entre un 2 y un 2,5% de la población burgalesa es adicta al juego. Un porcentaje que sube un 5% más si se tienen en cuenta el juego al que se accede a través de las nuevas tecnologías. «El juego por internet se da especialmente en los más jóvenes y en el que se facilita el acceso y también se aprovecha el anonimato, la posibilidad de ser otro y ayudar a salir de los problemas derivando en unas conductas adictivas», explican desde Abaj.

Pero lo más difícil para quienes trabajan con personas con estas patologías es el olvido de la sociedad y el institucional. Sobre el primero Burgos califica de «lamentable» que grandes estrellas del deporte, ejemplos para miles de personas, promociones portales de juego. Pero más triste es la posición de los entes públicos. «La Administración es indiferente a esta enfermedad porque cada jugador que juega, que se deja sus ingresos en el juego y aporta vía impuestos, tantos que la Junta de Castilla y León ingresa por impuestos del juego 84 millones de euros pero no deja ni un duro en el tratamiento a las ludopatías», destaca el psicólogo de Abaj.

Tal es la situación que la asociación sólo cuenta con un profesional a media jornada, su psicólogo, y la Agrupación Provincial de Cruz Roja cede la sede en la que los asociados de Abaj realizan sus terapias de apoyo, terapias familiares y terapias de grupo, muchas de ellas coordinadas por exadictos al juego. «Se sale, no es sencillo pero si se intenta, con mucho esfuerzo y recuperando el autocontrol, se sale», destaca David Burgos.

Es una adicción dura de superar. «Aquí el mono se pasa a pelo primero se resisten a ir a terapia, se resisten a escuchar a dejar de jugar y de ahí que la posición firme de la familia sea clave para superar esa fase». El itinerario habitual es una primera entrevista como fórmula de acercamiento. «Se llora mucho porque llegan cuando no pueden más», resume David Burgos. En el segundo encuentro se habla de esperanza «porque hay solución» y en la tercera fase del proceso llega «la sonrisa porque se logra superar tras 300 horas de tratamiento y terapias». Pero lo necesario e imprescindible es el compromiso del paciente y la familia para que el jugador sea perseverante. Durante el proceso se recupera la autoestima, se recuperan lazos familiares rotos porque el juego «les anula pierden el control de si mismos, quieren a sus hijos, a su familia pero la necesidad de jugar puede más que ellos». De ahí que tan necesario como las terapias de grupo (que se desarrollan lunes, miércoles y jueves en la sede de Cruz Roja) y terapias familiares.

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