El Correo de Burgos

Los jóvenes toman la iniciativa

El trabajo de Saltando Charcos demuestra que los chicos y chicas pueden tener la iniciativa en el proceso de atención. «Ellos eligen venir y determinan las actividades a seguir»

La iniciativa deportiva estrella es el equipo de boxeo que ya cuenta con 30 usuarios.-ECB

La iniciativa deportiva estrella es el equipo de boxeo que ya cuenta con 30 usuarios.-ECB

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En el año 95 un grupo de jóvenes especializados en trabajo social empezaron a trabajar con infancia y adolescencia en la zona de Capiscol. Los trabajos trataban de acompañar en el duro proceso de la adolescencia a jóvenes con problemas en el hogar que les hacían caer en conductas de riesgo. El trato de igual a igual entre profesionales y usuarios funcionaba y llegó la voz hasta las autoridades. En el año 2000 se propone un convenio con el Ayuntamiento de Burgos para desarrollar estos trabajos de una forma más organizada y metódica. Pero para ello tenían que tener forma jurídica. Así surgió Saltando Charcos, un grupo de trabajadores y pedagogos sociales que han demostrado tras 17 años que su línea metodológica basada en la libertad, la confianza y la creación de estructuras de comunidad funciona. El 95% de los chavales en riesgo que han encontrado ocio alternativo y espacios de reflexión para conocerse mejor y no han caído en la espiral de destrucción que conlleva la caída en las drogas y la delincuencia.

La labor se desarrolla con una premisa básica: la libertad. «Los chavales no vienen derivados por padres, un juzgado ni los centros de acción social, aquí vienen de forma voluntaria», señala Óscar Caballero. Y como ellos quieren acudir a las actividades de la asociación «nos exige llevar una relación de autoridad mutua» con lo que son los propios chavales los que van marcado las actividades a realizar. «Es la única manera en la que te aseguras el éxito, que ellos quiera participar y, de esa manera, conozcan un ocio saludable». Así las cosas se iniciaron con el hip hop y los grafitis, que se mantienen, pero se han añadido otras acciones como un estudio de grabación, un salón de reguetón o se monta un ring de boxeo.

Saltando Charcos realiza un trabajo de calle importante en la que van localizando grupos de chavales que empiezan a habituarse al botellón y el consumo de sustancias como el cannabis. «Primero nos acercamos como amigos y, antes no nos pasaba, pero ahora ya nos conocen porque un hermano o un primo han estado con nosotros y lo único que les ofrecemos un ocio alternativo y gratuito», destaca.

De esta manera entre las terapias que llevan a cabo están las deportivas. Mantienen desde año años una liga de fútbol sala «a la que acuden quien no puede pagar una actividad de este tipo». Tienen un grupo de montañeros, donde ellas son las protagonistas. Aunque el deporte que ahora mismo tiene más éxito es la escuela de boxeo que ya cuenta con 30 usuarios. A la escuela de hip hop se le unen otros programas como el de Recicleta donde, desde el año 2003, se arreglan bicis para su uso, se recoge chatarra y se crea algún útil necesario. Otro de los programas que llevan a cabo con los chavales más jóvenes es el programa ‘Construyendo un futuro’ donde se trabaja en seis grupos con chavales de 12 a 17 años del centro, Gamonal y San Cristóbal. Además disponen de un servicio de asesoría jurídica.

A esta labor se une otra de sensibilización y concienciación de la sociedad de la problemática que supone unir el ímpetu de la juventud con problemas sociales o familiares que desestabilizan a los chavales. «La juventud es contestataria, estás en un conflicto constante con tus padres, con tu entorno y experimentas porque estás forjando tu personalidad lo que pasa que las mayoría tienen un colchón familiar o económico que finalmente les encauza por un camino en la vida pero hay quien no tiene ese colchón y puede caer en situaciones de riesgo». Los cuatro profesionales y cinco voluntarios que conforman el equipo técnico y administrativo de Saltando Charcos se convierten en ese colchón. Todos ellos tienen un perfil educativo o social en el que hay pedagogos, educadores sociales, psicólogos o trabajadores sociales. Todos ellos trabajan con 90 chicos al año en situaciones, en algunos casos, complicada. «La experiencia nos dice que de esa espiral nociva se sale y la mayoría redirigen su vida», sentencian desde Saltando Charcos. Por ello insiste en la realización de alternativas de ocio diferentes. «El tiempo nos ha demostrado que los chicos que se inician en actividades diferentes y alternativas pueden irse en algún momento, pero son conductas que aprenden y a las que pueden volver más adelante», señala Caballero.

JORNADAS

Su metodología de educar en libertad, donde los usuarios tienen voz y toman decisiones tiene buenos resultados pero toca explicar los procesos. De esta manera llevan a cabo acciones y jornadas formativas para explicar estos métodos de inserción alternativos. Con motivo del Día Internacional de la Infancia, que fue ayer, Saltando Charcos ha programado las I Jornadas de debate de la Ley de Protección Jurídica del Menor. Se desarrollarán desde el jueves al sábado. La primera ponencia, que se celebrará en Masala Natural desde las 19 horas, tratará de analizar si los niños son un bien expropiable. Contarán con el testimonio de madres que han padecido la retirada de la tutela y se dará a conocer a la Plataforma Marea Turquesa. El viernes, en la Sala Capitular del Monasterio de San Agustín a partir de las 19 horas, el pedagogo Enrique Martínez Reguera analizará los pormenores del caso que narra en su libro ‘Por si llegar a leernos querido Walter’. De forma previa el autor realizará una jornada para profesionales del ámbito social en la sede de la asociación Unidos Podemos. Las jornadas finalizarán el sábado con la intervención en el Monasterio de San Agustín a las 11 de Consuelo García Cid Guerra escritora y activista por los derechos de la infancia y la mujer.

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