El Correo de Burgos

ATALAYA INTERCULTURAL

Personas que derriban fronteras

Más de 230 voluntarios trabajan en la atención a inmigrantes con más precariedad / En 2016, la asociación atendió a más de 24.600 personas

Dos voluntarios sirven leche y café en el servicio de comedor de la asociación.-ECB

Dos voluntarios sirven leche y café en el servicio de comedor de la asociación.-ECB

Publicado por
MARTA CASADO
Burgos

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La acogida no entiende de fronteras. Dar comida a quien no la tiene, techo a quien está en la calle, formación a quien necesita aprender el castellano o buscar un empleo. Son algunos de los servicios que Atalaya Intercultural presta en Burgos. Los 238 voluntarios y cinco trabajadores de la entidad no miran a las personas por su país de procedencia. La atención es integral para que las personas puedan volar solas en un ambiente normalizado.La integración, tal y como lo demuestra el trabajo que realiza Atalaya desde 2003, es posible. En ocasiones son los propios usuarios de estos programas los que se convierten en voluntarios. Para ello la intervención que desarrollan es integral y se basa en cinco áreas claras de intervención: acogida, formación, empleo, ocio y voluntariado.El despacho de acogida es el recurso de entrada de las personas atendidas por la institución. En 2016 dieron servicio a 2.432 personas de 49 países diferentes. En 397 casos era la primera vez que acudían. Los servicios que se prestan son comedor, ropero, vivienda (alojaron a 22 personas en tres inmuebles) y reparto de juguetes ya que en este servicio se atienden también a menores.El programa de formación se conforma de clases de español para adultos, en cinco niveles de aprendizaje y clases de mañana y tarde. Han asistido 454 personas el último año. Además se presta apoyo escolar para ayudar a la inserción de los menores en el ámbito escolar. El tratamiento de segundas y terceras generaciones es clave para la inserción total de la población migrante. De ahí que, además, el servicio de atención a menores (ludoteca, ocio y apoyo escolar) se haya incrementado hasta el punto de aumentar espacio de aulas. Se ha acondicionado una tercera planta del edificio cedido por la Compañía de Jesús en la calle San Ignacio de Loyola hasta contar con cinco aulas más (ya estaban operativas 14) para el desarrollo de las clases de apoyo escolar en secundaria, colectivo con el que imparten técnicas de estudio, y el ropero.El empleo es el motor de la integración y en Atalaya, conscientes de esta realidad, prestan una propuesta integral de mediación laboral pero también asesoría jurídica. De esta manera se han logrado 180 inserciones, principalmente en el ámbito doméstico y la hostelería. Y quien no tiene habilidades laborales en los sectores con más posibilidades de inserción se les facilita una formación de capacitación laboral en servicio doméstico, soldadura, electrificación de viviendas, cuidados geriátricos, informática básica, mecánicos de bicicletas y ayudante de neumáticos.Se ha formado a 173 personas durante el año pasado. «Creemos en la formación como una oportunidad, un recurso que acelera la integración del colectivo con quienes trabajamos», señala el portavoz de Atalaya, Manuel Martínez. En este ámbito es clave su situación legal. «La situación regular determina en buena parte la estabilidad de las personas inmigrantes». Pero la conjunción de una crisis prolongada y la «rigidez» de la Ley de Extranjería «sigue arrojando muchos casos de irregularidad sobrevenida que ha acarreado empobrecimiento de muchos núcleos familiares ya asentados en Burgos hace años», explica Martínez. En 2016 la asesoría laboral prestó servicio a 116 personas.Pero la inserción no sólo se logra con la independencia o estabilidad económica. Es necesario el ocio y la participación en el entorno social para lograr una integración completa de las personas. Cuentan con un punto de encuentro de ocio y ludoteca infantil que funciona como espacio de integración real entre los inmigrantes y los propios burgaleses que se convierte en un instrumento para crear una sociedad intercultural. Unas 60 personas participan en estas citas, generalmente los sábados, que ha registrado 12 programas de ocio. Con los golpes de la atención integral, la formación y el ocio en comunidad en Atalaya han demostrado que se pueden derribar las fronteras físicas y las psicológicas para lograr una sociedad burgalesa respetuosa con el prójimo sin atender a su nacionalidad o idioma.

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