Nochevieja llena las casas rurales

Las casas rurales de la provincia despedirán el año como se merece, con la ocupación por todo lo alto. Y es que -al menos las que se agrupan en la asociación de negocios del sector más representativa, Turalbur- lucen ya el cartel de completo. El presidente de la entidad, Francisco Hernansanz, lejos de sorprenderse por el llenazo, afirma que es un fenómeno «consolidado» que, sin embargo, no cuaja de similar forma en la fiesta previa, la Navidad. La ocupación en este caso cae al 60%, dato que, sin ser malo, ni mucho menos, dista del que vendrá apenas una semana después.«Aunque poco a poco va aumentando se trata de una fecha en la que quizá hay más resistencia a salir fuera a celebrar», indica Hernansanz. ¿Por familiar? «Puede, pero lo cierto es que en Nochevieja son familias fundamentalmente las que llenan las casas», explica.He ahí el perfil mayoritario del cliente que opta por zanjar el año en un alojamiento de estas características: «Grupos grandes que buscan casas de alquiler completo» que, por cierto, son la mayoría de las que conforman el mercado burgalés. En concreto, según el reciente estudio sobre el sector elaborado por Club Rural, siete de cada diez establecimientos se ofertan así y apenas un 25%, por habitaciones. Siendo el resto de carácter mixto. En cuanto al precio medio, siempre a partir de lo recogido en el citado documento, más de la mitad se encuentra entre los 20 y 30 euros por persona y noche y en torno a un 20% cuestan de 15 a 20 euros.De vuelta a la demanda navideña, sobre las características de los establecimientos más demandados pocas conclusiones se pueden sacar. «Se llenan todos por lo que no se busca un tipo específico, entorno o un servicio determinado más allá de lugares tranquilos cuya ubicación sea accesible a todos los usuarios», relata el presidente de Turalbur para destacar que, como va calando la idea de que es una época de gran demanda, las reservas cada vez se adelantan más.Insiste, eso sí, que tan espectaculares cifras son «un mero espejismo» y no reflejan la actividad real del sector, cuyo balance global se aleja de números tan alegres. La valoración de 2017 la deja para más adelante, «una vez que en enero tengamos todos los datos oficiales».El que sí se lanza a calificar el ejercicio es el presidente de la Federación de Hostelería, Luis Mata. Asegura que «no ha sido malo, la verdad, pero tampoco para tirar cohetes». Es el resultado de combinar «un aumento de las visitas, que lo ha habido, con un nuevo desplome de los márgenes, que ya eran muy justos», explica el portavoz del sector.Sobre la ocupación de los hoteles urbanos en estas fechas, que será «media», el augurio nada tiene que ver con el de los alojamientos rurales. «De hecho, los que abren tienen más de lo habitual precisamente porque los hay que cierran y, así, al reducirse la oferta la ocupación se concentra», explica Mata sin rastro de extrañeza, porque Navidad y Nochevieja son tradicionalmente fechas «flojas» para estos negocios. «Burgos no es una ciudad de compras navideñas, no tiene nada que ver con las urbes por excelencia para estas visitas, como por ejemplo Madrid, o incluso Valladolid, donde peregrina gente de puntos próximos para recorrer el centro», indica.Reconoce, no obstante, que si bien en la época más dura de la crisis apenas había demanda «pues los que venían de fuera a pasar las fiestas optaban por pasar estos días en casa de sus familiares y evitar gastos», en esta ocasión sí se percibe un «leve repunte respecto a años anteriores», debido precisamente a la clientela que vuelve a instalarse en hoteles y «ya no se apiña en casa de la abuela».