El Correo de Burgos

El voluntariado como acicate de inclusión social y trabajo solidario

La Oficina de Atenciónal Voluntariado celebró ayer la jornada ‘Construyendo Ciudadanía’

Los participantes del taller impartido por Sebastián Román realizan una ciudad con elementos reciclados.-ISRAEL L. MURILLO

Los participantes del taller impartido por Sebastián Román realizan una ciudad con elementos reciclados.-ISRAEL L. MURILLO

Publicado por
V. MARTÍN
Burgos

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Con motivo del X aniversario de la Oficina de Atención al Voluntariado, el servicio celebraba ayer la jornada ‘Construyendo ciudadanía’. La cita empezó de la mano del artista Sebastián Román, quien desarrolló un taller de ‘Construcción colectiva’ con el que dio vida a la Ciudad de la Inclusión. Este creador, que ha desarrollado su carrera apostando por la recuperación y el reciclaje de materiales, hizo ayer lo propio con elementos tecnológicos. Los participantes recibieron una ‘parcela’ y sobre ella dibujaron, gracias a discos duros recuperados y cinta de carrocero, un plano de su ciudad.A partir de ahí y con un cajón de sastre plagado de componentes de ordenador y de electrodomésticos, cada uno construyó su ciudad ideal. Una vez construida cada parcela, «unimos todas para dar lugar a una gran urbe, cada parte funciona por si misma, pero unida a las demás crea un todo», explica Román quien compara este proceso creativo con el voluntariado.«La idea de estos talleres es demostrar que un individuo por si mismo es incapaz de ‘dar un golpe’ y cambiar el sistema, pero si se une, si se alía con los demás, es capaz de conseguir un objetivo, es capaz de cambiar el mundo en el que vive y lograr algo mejor».A colación de este taller, el doctor en filosofía y licenciado en Teología, Luis Aranguren, abordó en su charla ‘Espacios de colaboración y trabajos en red’ las claves que nos permiten trabajar en red y vincularnos desde relaciones de horizontalidad en la tarea de crear algo propio y común a todas las entidades de voluntariado. «La construcción conjunta y colectiva de una ciudad es un símbolo de lo que es el actualmente el voluntariado, un acicate de inclusión social y de trabajo por la solidaridad», explicó.El voluntariado «se encuentra encuadrado entre la denominada militancia de los años 70, ya fuera política, religiosa, obrera, etc y el actual activismo social que se personifica en diversos movimientos sociales como antidesahucios, ecológicos, etc», explicó Aranguren, quien añadió que «se forma de la gente de a pie, de cualquier persona que quiere liberar horas de su tiempo para dedicarlas a ayudar a los demás, aunque de una forma mucho más lenta, pausada, discreta y modesta pero muy significativa con el paso de los años».Sin embargo, para el conferenciantes, desde hace años, «el voluntariado que interesa al sistema político, económico, social y cultural imperante es el voluntariado individualista, en el que nos conformamos con ‘la buena gente que hace cosas buenas por lo demás’, con el ‘buenismo’ y esa es una definición muy reduccionista del voluntariado, que tiene su fuerza en la acción colectiva que pretende transformar la realidad que vivimos».Aranguren dejó claro en su intervención la importancia de que cualquier trabajo de colaboración tenga el reflejo del propio voluntariado. «Es el espejo de la acción solidaria y colectiva en todas su vertientes, por encima de las aventuras individuales y genera una ciudadanía activa» y es que «el voluntariado es también un forjador de identidades mestizas donde interviene la convivencia intercultural».Por el camino, el voluntariado se encuentra con diversas trabas. «La propia coordinación de las organizaciones en su trabajo con las personas contratadas, que no está muy bien conseguida, o que las propias organizaciones pierdan la capacidad de denuncia social por una prestación de servicios son un ejemplo de los frenos que no permiten dar todo el impulso necesario al voluntariado».Aunque resulta imposible adivinar hacia dónde camina el actual voluntariado, Aranguren apunta que «no hay que olvidar que es una mediación social» y que es tan antigua como el ser humano. «Los científicos encontraron en Atapuerca el fémur de una persona discapacitada, lo que nos demuestra que ellos ya sabían lo que era la solidaridad, el apoyo mutuo y el cuidado a los más frágiles, ya existía la ‘trama’ solidaria de la sociedad».Y es que «la solidaridad es una dimensión constitutiva del ser humano porque las personas o somos en relación o no somos, solo podemos crecer mirándonos los unos a los otros y trabajando juntos y el voluntariado es una forma de vivir esa solidaridad». ¿Habrá nuevos formas de vivir la solidaridad? «Posiblemente sí porque el voluntariado sigue teniendo unas virtudes que permiten el acceso de mucha gente de todo tipo, sin ser especialmente militantes ni activi

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