El Correo de Burgos

INFRAESTRUCTURAS

Fallos en un viaducto abren más dudas sobre los plazos del AVE

Adif retirará un tablero de la instalación sobre el río Arlanzón entre Frandovínez y Buniel

Imagen del viaducto en el que Adif ha detectado las deficiencias de seguridad. I-ISRAEL L. MURILLO

Imagen del viaducto en el que Adif ha detectado las deficiencias de seguridad. I-ISRAEL L. MURILLO

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M. R. / Burgos
Burgos

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Las obras del AVE entre Venta de Baños (Palencia) y Burgos no dejan de mostrar inconvenientes que abren nuevas incógnitas sobre cuándo llegará la alta velocidad a la capital burgalesa. El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, confirmó en su última visita a Burgos, el pasado 28 de diciembre, que la llegada del AVE se retrasaría por problemas técnicos aparecidos en las cercanías de Palenzuela (Palencia) a causa de hundimientos del terreno, lo que condicionaría el comienzo de las pruebas piloto de la línea previstas para el verano de este año. Ya había adelantado, en la visita que realizó a Medina del Campo (Valladolid) el 7 de diciembre, que el AVE no llegaría a Burgos antes de un año, a causa de los problemas técnicos.

Adif Alta Velocidad confirmaba la existencia de más problemas técnicos que añaden más incertidumbre sobre el calendario de ejecución de obra de esta infraestructura. El administrador ferroviario informa ayer que retirará el tablero del viaducto sobre el río Arlanzón entre los términos municipales de Frandovínez y Buniel, en el tramo que conecta Estépar con Burgos. Adif señalaba que ya ha comunicado la decisión a la empresa contratista, a la que ha dado un plazo de cerca de seis meses para terminar el nuevo tablero, con 45 días para la redacción del proyecto, 60 días para demolición del actual y 90 días para la ejecución del nuevo tablero.

Adif adoptó esta decisión tras uno de los controles de seguimiento que realiza para garantizar la seguridad de las obras. En este seguimiento, se habían detectado deficiencias en la calidad de los materiales que, según señala el administrador de infraestructuras, no afectan a las pilas del viaducto, pero «ponen en evidencia incumplimientos de las prescripciones técnicas que Adif exige a estructuras de estas características», así como la normativa vigente. El administrador de infraestructuras ferroviarias señala que durante las pruebas realizadas durante los últimos meses habían detectado «fallos visibles» que habían arrojado«dudas razonables» sobre «la seguridad, la funcionalidad durabilidad» de esta instalación.

Eso motivó que Adif encargara una campaña de extracción de testigos del tablero del viaducto. Los resultados dejaron en evidencia, entre otras deficiencias, que «las resistencias del hormigón de la estructura construida eran inferiores a las exigidas en el proyecto». Adif recuerda que el viaducto sobre el río Arlanzón, situado entre Frandovínez y Buniel, es una estructura de hormigón pretensado de 180 metros de longitud que se apoya en dos pilas y dos estribos, creando tres espacios entre pilas que van de los 50 a los 80 metros.

Este viaducto está incluido en el tramo Estépar-Variante Ferroviaria de Burgos, que tiene una longitud de 11,5 kilómetros y discurre por los términos municipales de Estépar, Cabia, Frandovínez, Buniel y San Mamés de Burgos. Junto al viaducto del río Arlanzón, otros de los elemento singulares son el túnel de Las Calbezadas, de más de 900 metros de longitud, puesto de banalización de Estépar y cuatro pasos superiores y tres pasos inferiores.

Un túnel problemático

Precisamente, el túnel de Las Calbezadas ha sido el principal quebradero de cabeza de los responsables de Fomento durante los últimos años. En marzo del pasado año, los operarios ya empezaban a cubrir el falso túnel mientras se seguía trabajando en el tendido de la red desde Venta de Baños hasta el túnel y desde las Calbezadas hasta Burgos. Hay que recordar que las obras de este túnel y de todo el tramo de Estépar a Burgos, en el que está integrada la obra, se adjudicaron hace más de 8 años, el 21 de diciembre de 2009, a una UTE formada por Altec Infraestructuras y Torrescamara. El coste de la obra era de 80,3 millones de euros y tenía 28 meses de ejecución. Un total de 26 kilómetros.

Ya en el año 2013 la obra llevaba acumulados dos años de retraso. Cuando empezaron a acelerarse los trabajos, en 2014, se vuelven a parar por cuestiones de seguridad laboral que presentaba una de las subcontratas de la UTE adjudicataria tras el fallecimiento de un trabajador. Esos trabajos de la subcontrata, dedicada al movimiento de tierras con camiones, se volvió a adjudicar. Las obras arrancaron en 2010.

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